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A TIRO DE HIT

La historia de Steve Blass

Junto al inmortal Roberto Clemente, Steve Blass fue héroe indiscutible de la victoria de los Piratas de Pittsburgh en la Serie Mundial de 1971. El lan­zador derecho venció a los poderosos Orioles de Baltimore en sus dos salidas del clásico.

Con su equipo debajo 0-2 en la serie, Blass dominó en el tercer partido, permitiendo apenas tres hits y una carrera en una vic­toria 5-1. En el séptimo partido, dejó a los Orioles en cuatro hits en un cerrado triunfo 2-1 para darle el campeonato a la ciudad del acero. En ambas ocasiones, navegó los nue­ve episodios, terminando la serie con PCL de 1.00 y WHIP de 0.61 en 18 entradas.

Luego de esa recordada actuación en la Se­rie Mundial, Blass tuvo la mejor temporada de su carrera en 1972, cuando obtuvo 19 victorias con efectividad de 2.49 y terminó segundo detrás de Steve Carlton en las vota­ciones por el Premio Cy Young.

La magia de esos dos años hizo más sor­prendentes e inesperados los acontecimien­tos que provocaron el final de su carrera en 1975. El inicio de la calamidad de Blass se produjo en la temporada de 1973. Consi­derado un lanzador de competente control, otorgó tres bases por bolas por cada nueve entradas entre 1966 y 1972, su período de éxito en Grandes Ligas.

De repente, esa habilidad de localizar sus lanzamientos y tirar strikes de manera con­sistente le desertó por razones que ni el mis­mo Blass puede precisar. Las transferencias comenzaron a multiplicarse. En sus prime­ras 13 salidas de la temporada del ’73, per­mitió cuatro o más carreras en todas menos una.

Luego de su salida del 11 de junio de ese año, el dirigente Bill Virdon decidió darle un respiro y enviarlo al bullpen. En su primera aparición como relevista, permitió siete ca­rreras y otorgó seis boletos en 1.1 entradas, tirando un par de wild pitches. Al final de la temporada, el récord de Blass fue de 3-9 con PCL de 9.85. En 88.2 entradas, otorgó 84 bases por bolas y propinó 12 pelotazos.

En la siguiente primavera hizo toda clase de intentos de corregir sus problemas. El re­sultado: 25 transferencias en apenas 14 en­tradas lanzadas. A todo esto, el lanzador no sufría de lesiones y su mecánica lucía intac­ta. El coach de pitcheo Dan Osborn conclu­yó que el problema era mental. El llamado “Steve Blass Disease” había nacido. Luego de una única e inefectiva salida en 1974, los Piratas le dieron de baja en 1975. Blass op­tó por un triste retiro al no poder superar el bloqueo mental que provocó que perdiera la habilidad para localizar sus lanzamientos.

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