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MUJERES DE GRANDES LIGAS

¿En equipo?

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Carolina MartínezSanto Domingo

En los deportes una de las cualidades más esenciales que se desarrolla es el trabajo en equipo. Es una ardua labor de balance, tolerancia, comunicación y de ceder méritos individuales por causa del bien común. Para un manager o “head coach” esta es una labor titánica pues implica lidiar con distintos caracteres, temperamentos y personalidades.

En el deporte profesional han existido muchas franquicias ganadoras que han cautivado sus fanaticadas o ciudades porque han sabido acoplarse como equipo. Desde los jugadores estelares hasta los menos cotizados, cada quien ha hecho su función y el resultado final ha sido un galardón. Y, aunque se ve bonito y motivador, la realidad es que no es fácil torear muchos atletas de alto rendimiento en acción.

Amerita una gran causa, un gran objetivo, una gran misión el que un equipo pueda comportarse como una organización; el que sus atletas se sujeten a los protocolos establecidos sin que les afecte ser ellos mismos y su rendimiento en el terreno; el que la organización sea flexible en las demandas de sus iconos y puedan ceder sin comprometer la integridad de su jugador. Es un acuerdo de ambas partes para poder bailar al mismo son y rara vez es armonioso y llevadero. Hay muchos atletas que en el camino han resultado heridos y muchas organizaciones que han desmantelado sus equipos ganadores por razones distanciadas al mero hecho de jugar para ganar.

Contradictoriamente aunque los deportes grupales dependen del esfuerzo colectivo, lo cierto es que en el camino se dan muchos escenarios distintos. Cuando hay intereses involucrados, cambios de dirección, dilemas de gerencia, inclinaciones y preferencias encontradas entonces la soga se corta por lo más delgado y sufren todos el mismo desazón: la fanaticada, los atletas y sus familiares y la historia de muchas franquicias que son tronchadas sin que nadie sepa a ciencia cierta qué pasó.

Por eso es que aunque el trabajo en equipo es presentado como una regla en el profesionalismo deportivo muchas veces no lo es. Son varias las ocasiones donde pesan más otras razones que nunca son filtradas más allá de las altas gerencias organizadas. Por eso al final tanto el jugador como los fanáticos deben mantener sus pasiones neutrales sabiendo que aunque sean parte de un equipo nada les garantizará que sean valorados como tal. Lo mejor es hacer su trabajo como les corresponde sin presentar lazos emocionales que luego los haga vulnerables a decepciones y frustraciones.

“Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.”

S. Mateo 6:21

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