MUJERES DE GRANDES LIGAS
“Alto ahí”
Mirar más allá de nuestras narices se hace difícil al menos que nos veamos forzados a hacerlo. Forzados por la educación, la crisis o una situación personal imposible de evitar. La vida tiene sus formas de decir ALTO AHÍ, detente, presta atención y atiende y queda de nosotros que comprendamos sus códigos.
En los ALTO AHÍ, hay muchas cosas que nos empiezan a limitar pero otras que estaban dormidas se empiezan a despertar. Para los atletas no es grato asumir un compás de espera pues su inteligencia corporal les exige que se tienen que activar. La paciencia no es una virtud muy común en la personalidad del deportista pues han sido fabricados con un chip de competitividad e intensidad; estar sedentarios, estacionados, quietos y reposados les causa malestar; no está en su naturaleza manejarse de esa manera.
Sin embargo los ALTO AHÍ son útiles y necesarios pues el atleta no está hecho solo para ser productivo en un terreno. Hay muchísimas otras cualidades dentro de ellos sin explotar, que solo saldrán a flote cuando halla un force. La rutina, el afán, la responsabilidad del día a día, no permiten que puedan descubrir la tanta riqueza interna que poseen. Los ALTO AHÍ son excelentes ocasiones para mirar más allá de lo que normalmente están acostumbrados a realizar.
Este es un ALTO AHÍ interesante, un force que la vida ha presentado de una manera inesperada pero que puede resultar en bendición si nos enfocamos en ver más allá de un encierro temporal. Cuando se está en una barca en medio de una tormenta, mar adentro sin ver tierra, lo único que anhelamos es ser rescatados. Sin embargo todo el que ha sobrevivido a una tormenta en alta mar ha reconocido que nunca pensó desarrollar semejante resistencia y resiliencia. El que ha sobrevivido a tormentas desarrolla la capacidad de reinventarse en medio de la adversidad. Este ALTO AHÍ es una tormenta, pero al final veremos tierra.