TRIPLE TEAM
Leo López, hombre del básquet
Parece que no puede pasar un mes sin que la vida nos coloque en el incómodo momento de tener que referirnos a una persona íntimamente ligada al baloncesto y que ya no está entre nosotros.
Toca el turno a Leo López, quien se especializó en coberturas alrededor de los jugadores dominicanos en el béisbol de las Grandes Ligas, pero que nació, creció, se multiplicó y dejó de existir siendo un hombre del baloncesto.
No hubo una faceta que no fuera explorada por Leo dentro del baloncesto. Desde jugador, entrenador, gerente, narrador, comentarista, encargado de comercialización, etc. son pocos los que tienen un expediente tan completo.
Con los clubes Wichita y Astros junto a Andrés Vanderhorst y Leandro De La Cruz realizó sus incursiones en el tabloncillo, pero pronto pasó a una de las muchas tareas que dominó: la de cronista deportivo.
Su programa de radio “Leo y Osvaldo Hablan de Basket” fue un faro de luz y conocimiento en medio de la llamada época dorada del baloncesto superior del Distrito Nacional.
Poco después del inicio de la justa distrital (1974) ya Leo estaba sirviendo como narrador y comentarista para la cadena de varios de los equipos que participaban en el certamen.
Al ser un amplio conocedor del deporte se le hacía más fácil poder comunicar el movimiento en los partidos, así como las tácticas y las estrategias que ponían en práctica los entrenadores si le tocaba la oportunidad de hacer los comentarios.
Su voz fue sinónimo de “Selección Nacional” al integrar la cadena que durante los años 1980 y 1990, principalmente, se encargaba de recrear para la radio o televisión los compromisos del equipo nacional tanto en el patio como en el extranjero.
“Arriba las manos” era su frase típica para indicar que los árbitros habrían de realizar tal movimiento luego de que un jugador encestara un canasto detrás del arco de los tres puntos.
“Fuera de ahí” fue su forma peculiar de describir el momento en el que un bateador se dirigía al dogout luego de ser ponchado.
Deportes Por Dentro fue otro de sus aportes en su faz de cronista, siendo un esperado espacio semanal de televisión que compartía con su partner, el inolvidable Frank Prats.
Dueño de un fino sentido del humor, a veces mezclado con un poco de ironía, Leo fue fuente y consultor para las posteriores generaciones de cronistas deportivos a los cuales valoraba en su justa dimensión.
Su personalidad era casi siempre jovial lo que no le impedía, si la ocasión lo ameritaba, defender sus puntos de vista con una fortaleza propia del animal que encerraba su nombre.
Hasta siempre, Leo, de tu “zurdo favorito”.