PRESENCIA DOMINICANA
Pioneros
A finales de 1956 debutó en grandes ligas el prospecto Osvaldo Virgil. El hecho para la actividad fue ordinario, para el país donde había nacido el principiante, República Dominicana, todo un acontecimiento histórico. Por primera vez un natural de esta tierra escalaba ese nivel del béisbol. Desde entonces unos 760, oriundos de 27 de las 31 provincias que tiene el país, lo han logrado. Bahoruco, Independencia y Pedernales, son las tres que no han contribuido con un atleta que se corone a esa altura.
El Gran Santo Domingo es la zona que obviamente ha aportado más personajes de este tipo: 197. Sin embargo no fue hasta 1962, seis años después de Virgil, que un capitaleño alcanzó jugar en las ligas mayores. Ese honor le correspondió a Manuel Mota con los Gigantes de San Francisco.
Conocer los pioneros dominicanos en grandes ligas por provincia resulta un ejercicio interesante. El primer santiaguero fue Rudy Hernández en 1960, pero este al igual que Virgil, se había desarrollado en los Estados Unidos y fue reclutado en esa nación. El precursor surgido de las entrañas de la Ciudad Corazón es un meritorio hijo de esa urbe, Winston Llenas, en 1968.
En el caso de la cuna de Virgil, Montecristi, es en 1960 que arriban a las mayores los primeros que se desarrollaron en sus llanuras, correspondiendo la hazaña a dos de los más portentosos lanzadores concebidos en tierra dominicana; Juan Marichal el 19 de julio del señalado año y Guayubín Olivo el cinco de septiembre.
San Pedro de Macorís, que después de Santo Domingo es la demarcación que tiene más grandes ligas, tuvo sus pioneros en 1962. Al inicio de esa campaña, el diez de abril, Amado Samuel comenzó como torpedero de los Bravos en la liga Nacional y al día siguiente lo hizo Manuel Emilio Jiménez defendiendo el bosque izquierdo de los Atléticos en la Americana.
En el caso de la provincia Duarte ocurrió algo muy curioso. El primer francomacorisano que llegó a liga mayor fue Julián Javier en 1960; el segundo su hijo Stanley en 1984.
El tema posee muchas aristas, prometo retomarlo en otra ocasión.