Coronavirus y las Olimpíadas

Desde que en 1896 se celebraron primeros los Juegos Olímpicos de la era moderna, sólo tres ediciones no han podido llevarse a cabo, Berlín 1916, Helsinki 1940 y Londres 1944. La cita de Berlín se suspendió debido a la Primera Guerra Mundial y la otra gran conflagración del siglo XX, que asoló al planeta entre 1939 y 1945, tronchó las reuniones de Helsinki y Londres. Exceptuando esos casos, los Juegos, a través de casi 124 años de historia, siempre se han realizado, no obstante enfrentar grandes obstáculos, como boicots y actos de terrorismo. Entre los principales boicots, se recuerda el que hicieron 24 países africanos en Montreal 1976, que protestaban para que se excluyera a Nueva Zelanda, por haber disputado encuentros de rugby contra equipos de Sudáfrica, país excluido del movimiento olímpico por sus políticas racistas. Cumpliendo su amenaza, los países africanos se unieron a Guyana e Irak en un retiro dirigido por Tanzania, a pesar de que ya algunos de sus atletas habían competido. En 1980 y 1984, en plena Guerra Fría, se realizaron también grandes boicots. 65 naciones se negaron a competir en los Juegos de Moscú 1980 debido a la invasión soviética de Afganistán. Este boicot redujo el número de participantes a 81 países, la cifra más baja desde 1956. Luego, ?la Unión Soviética y 14 de sus aliados del bloque del Este, excepto Rumania, contraatacaron boicoteando la siguiente edición, los Juegos de Los Ángeles 1984. El terrorismo igualmente ha afectado a ediciones de los Juegos, principalmente Múnich 1972. En esa ocasión, once miembros del equipo olímpico israelí fueron secuestrados por el grupo terrorista palestino Septiembre Negro. Los terroristas asesinaron a dos atletas poco después de haberlos secuestrado y mataron al resto tras un intento fallido de liberación. Durante Atlanta 1996, una bomba fue detonada en el Parque Olímpico Centenario, muriendo dos personas y resultando heridas 111. Sin embargo, a pesar de esos graves incidentes, las Olimpiadas siempre han sobrevivido. Este año, los Juegos enfrentan un enemigo inédito, que conseguiría algo que boicots y terrorismo no han podido lograr. A 147 días de su inauguración, el fantasma de la cancelación se cierne sobre Tokio 2020, eso es algo que nadie puede negar. Las pérdidas económicas que una posposición conllevaría son incalculables, además de que produciría una gran frustración en miles de atletas.