PRÁCTICAS
Venezuela con 144 jugadores en campos de entrenamientos
Venezuela mantiene su sitial entre los máximos exportadores de talento en el planeta beisbolero y suya es la segunda cifra más abultada de representantes en estos entrenamientos primaverales de las Grandes Ligas.
La embajada del país suramericano en la MLB cuenta con al menos un jugador en cada uno de los 30 equipos, un privilegio que comparte con únicamente la República Dominicana y, por supuesto, Estados Unidos, el anfitrión de la fiesta.
Este año suman 144 los venezolanos presentes en el Spring Training, bien sea porque están protegidos en los rosters de 40 o porque acudieron como invitados. En la huella extranjera que participa en los complejos de Arizona y Florida tan solo aparece por arriba de ellos ese grupo de 227 dominicanos que se reparten entre las distintas divisas.
La estrella principal
Miguel Cabrera cumple en abril los 37 años de edad y lo hace con múltiples metas al alcance del madero.
Necesita 185 hits para llegar a 3.000. Requiere apenas 6 empujadas para 1.700. Con 23 cuadrangulares más aterrizará en 500. Con otros 23 dobletes sumará 600. Con 71 anotadas adicionales tendrá 1.500.
No hay duda de que es el mejor bateador salido de Venezuela y muchos analistas dan ya por seguro que algún día tendrá un lugar en el Salón de la Fama. Pero aunque no necesite hacer mucho más para garantizar su sitial en Cooperstown, Cabrera afronta un desafío considerable en 2020.
El inicialista oriundo de Maracay ha sido víctima de lesiones en los últimos tres torneos, incluyendo molestias en una rodilla que limitaron su producción en el torneo pasado. Su aporte, en consecuencia, ha mermado. A partir de 2017 apenas acumuló 31 vuelacercas y 141 impulsadas, los numeritos que antes hubieran podido representar sus totales de una campaña.
En ese laso ha visto caer sus promedios de manera drástica. Aunque de por vida tiene una sólida línea ofensiva de .315/.392/.543, en estas tres justas batea para .270/.345/.404.
Por ello, y porque todavía le quedan cuatro zafras más en su contrato con los Tigres, decidió rebajar su peso corporal durante el receso invernal, con la esperanza de limitar los dolores en las piernas y recuperar su producción.
La figura emergente
Ronald Acuña Jr. apenas va a su tercera incursión en la Gran Carpa, pero ya está a la cabeza de una generación de relevo que incluye nombres tan lustrosos como el suyo y el de Gleyber Torres.
Acuña fue líder robador de la Liga Nacional en 2019, aunque le faltaron tres estafas para completar el esquivo y elitesco 40-40, la combinación de bambinazos y robos que solo han logrado cuatro súper estrellas en las Mayores.
El manager Brian Snitker ha decidido mudarlo a tiempo completo al jardín derecho. Es su mejor posición, donde se siente más cómodo. También ha anunciado su intención de mantenerlo en lo más alto del lineup de los Bravos. A pesar de sus 41 tablazos de vuelta completa, es también allí donde se siente más a sus anchas.
Hace bien Snitker. Mientras más veces vaya Acuña a batear, más turnos de calidad tendrá. Y más producción. Nada desdeñable, cuando se trata de alguien que a los 21 años de edad ya ligó para .280/.365/.518 y que también viene de ser el máximo anotador en el viejo circuito.
El prospecto principal
Jesús Luzardo no nació en Maracaibo, sino en Lima, y tiene el privilegio de ser el primer peruano en llegar a las Grandes Ligas. Sin embargo, el pitcher zurdo repite en entrevistas que se considera maracucho, porque sus padres son de esa ciudad, y en 2018 usó la bandera de Venezuela en el Juego de Estrellas del Futuro, cuando todavía no pisaba la MLB.
Luzardo tiene 22 años de edad, una recta que puede tocar las 98 millas por hora y al menos otros dos envíos (la curva y el cambio de velocidad) que también sirven ya para retirar a sus rivales bigleaguers.
Tras sufrir algunos problemas físicos, ha estado saludable en los últimos meses, lo que le permitió dar el salto en septiembre y ser ahora uno de los integrantes de la rotación teórica de los Atléticos para esta temporada.
Quizás sea algo injusto decir que Luzardo pudiera llegar a convertirse en un pequeño Johan Santana, pero esa es precisamente la visión que de él tiene MLB Pipeline, al ubicarle en la duodécima plaza entre los mejores prospectos del beisbol en la actualidad.