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MUJERES DE GRANDES LIGAS

“SEMILLAS Y TIERRAS”

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Carolina Cruz de MartínezSanto Domingo

Nunca he conocido un sembrador que apueste a una cosecha dañada, infructífera, estéril. Todo el que siembra lo hace con la esperanza de tener su retorno y respuesta.

A veces muchos atletas son como los sembradores que tienen muchas tierras pero poco retorno en sus cosechas. Muchos les invierten bastante billete con la expectativa de recibir aquello que les pertenece pero sufren al ver que lamentablemente no es como quieren. Muchos siembran diversas semillas, en diversas tierras en distintas temporadas y se frustran al ver que el mal tiempo, las plagas o la aridez no la ayudaron a florecer. La gran mayoría se cansa al final de la jornada pues después de mucho trabajar se dan cuenta que poco valió la pena el sembrar y sembrar.

Muchos deportistas siembran al revés, dándole prioridad a tierras que había que dejar para después. Muchos atletas invierten tiempo en tierras ajenas, y se molestan cuando van a buscar y el fruto es agrio y sin madurar. Muchos siembran más en familiares y amistades que en si mismos y luego se amargan cuando se sienten incompletos y afligidos. Muchos siembran sin dirección y al azar y al final esas semillas tiradas y dejadas se multiplican pero otros se benefician de la vendimia. Al final la culpa no es de las tierras, ni de las semillas, sino del atleta o deportista que no supo cómo labrar aquello que estaba bajo su responsabilidad.

Las tierras que Dios nos permite administrar van desde uno mismo, el matrimonio, los hijos, la familia, las amistades, la economía, la salud, la profesión, y en cada una de esas hay que sembrar las semillas correctas en el tiempo y temporada correcta. Si en la de la familia se siembran semillas dañadas y alteradas inevitablemente la cosecha será inhóspita y maltratada. Si en la profesión y en la economía se siembra más tiempo que en las demás, aunque esas florezcan no se podrán disfrutar en soledad o enfermedad. El tipo de semilla determina mucho el tipo de cosecha y aunque el que siembra no lo sepa, ultimadamente cosechará lo que siembra. Si no nos gusta lo que hemos cosechado, hay que cambiar lo que hemos sembrado.

“No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.” Galatas 6:7 RVR1960

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