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CON LOS CAMPEONES

Mi amigo Nano Bodden

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Mario Emilio GuerreroSanto Domingo

Cuando aún no me había repuesto de la conmoción que me produjo la trágica muerte del profesor Bienvenido Peguero, el Día de Navidad, me llegó en los inicios del Año Nuevo la infausta noticia del fallecimiento del destacado periodista Renaldo Bodden, Con Bodden compartí innumerables vivencias a través de casi 40 años de amistad en los más disímiles escenarios deportivos. Recuerdo principalmente las tertulias en el baloncesto superior distrital, ambiente en que nos conocimos, a finales de la década de 1970 y cuando trabajamos junto a Luis Rafael Mejía (El Muñeco), también fallecido a destiempo hace un par de años, en la antesala de la Cadena Roja de los Leones del Escogido, a mediados de los 80. Nano, como le llamábamos sus amigos, fue intransigente con lo que consideraba su verdad, una verdad que, enmarcada en la custodia de los mejores intereses del país, defendía en los dos escenarios que mejor manejaba, el deporte y la política. Acucioso, parco al hablar y respetuoso en el trato, no dudaba, sin embargo, en defender con tesón aquello que consideraba correcto, sin llegar al exabrupto o la diatriba. Fue un amigo solidario y leal, de esos que escasean y que uno aprecia tener a su lado, pues cuando escuchas una crítica de sus labios, sabes que es constructiva y hecha con la mejor intención del mundo. Me dolió verle cansado y sin ganas de seguir luchando la última vez que lo visité a principios de diciembre. En ese momento supe que la enfermedad que le castigó durante los últimos años estaba ganando la batalla. Cuanto lamento no haber estado en el país a la hora de su deceso, pues me hubiera gustado acompañar en esos momentos de tristeza a sus hermanos Rolando y Robin, a su esposa América y a sus hijos Lizzmarly, Renaldito y Ronald. Con Robin mantengo una relación amistosa desde la época que jugábamos softbol en la Liga Naco en el decenio de los 80. La partida de Bodden deja un gran vacío entre sus amigos y colegas de la prensa deportiva nacional. El deporte pierde un gran aliado, quien fuera un defensor de sus mejores causas y crítico acérrimo de las malas acciones. Yo personalmente le extrañaré y echaré en falta sus columnas juiciosas y certeras. Descansa en paz querido amigo.

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