MUJERES DE GRANDES LIGAS
“Lo más por lo menos”
El vivir ‘a lo que coja mi bon” o en actitud medalaganaria nos pasará factura en la salida o en la entrada. No hay tal cosa como actuar sin pensar y no recibir su fuetazo para atrás.
La gran mayoría de atletas han perdido lo más por lo menos y sólo se han enterado cuando han analizado con lo que se han quedado. Muchos han dejado escapar grandes oportunidades por no saber guardarse y esperar; otros se han precipitado y han jugado con fuego dándose permisos que luego vienen a cobrar.
En el profesionalismo deportivo esto se ve muy a menudo porque el atleta es muy vulnerable a sus pasiones y emociones. El atleta es preparado para entrenar y ver resultados, y el entrenamiento es tan duro, agotador y drenante que crea en la mente una condición de que habrá una gratificación una vez se logre lo deseado. Pero ahí es donde hay que saberse medir y no ser auto engañado.
Es cierto que todo el que trabaja merece disfrutar del fruto de su trabajo. Pero no es menos cierto que en ese disfrute se puede perder lo más por lo menos. No son uno ni dos ni tres los atletas que en una noche de celebración han perdido su vida y su carrera; muchos han desgraciado su reputación por unas cuantas horas de alcohol; otros han tirado todo por la borda al llevarse del fuego corporal traicionero y fugaz; la mayoría se ha creído la ‘movie’ de que pueden virar y tornar y la salud les juega una mala jugada y no se les ocurrió guardar los chelitos por si algo pasaba.
Hay miles de atletas que en menos de 24 horas han sido tumbados del pedestal. Hay muchos que ya han comprado de todo y no han jugado ni doble A. Hay muchos precipitados privando de una estabilidad económica que aún no les ha llegado. Hay muchos que piensan que la fama es su mejor aliada y terminan despreciando su poco y su realidad.
Es tan fácil perder lo más por lo menos, pero tan difícil identificar en el momento en que esto está ocurriendo. No nos creamos la movie solo porque nos está yendo ‘bien’ pues en cualquier momento se puede virar el sartén.
“Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura...”