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CON LOS CAMPEONES

Sueños truncados

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Mario Emilio GuerreroSanto Domingo

En 2019 el movimiento deportivo dominicano sufrió la pérdida irreparable de connotadas figuras, personas que todavía tenían mucho que aportar y que partieron a destiempo de este mundo. Entre ellas recordamos a los inmortales baloncestistas Franchie Prats y Chicho Sibilio, el profesor Nelly Manuel Doñé, el ex pelotero Mackey Moreno y Bienvenido Peguero, director del Museo del Deporte, quien falleció casi al expirar el año, el Dia de Navidad. Con la intempestiva desaparición física de estos hombres, cuyas ejecutorias y contribuciones recordaremos siempre, quedaron muchas metas incumplidas y proyectos inacabados. En el caso de Peguero su muerte trágica fue un zarpazo al alma colectiva de quienes hacemos vida diaria en el deporte. Bienvenido fue un hombre humilde en toda la extensión de la palabra, y, sobre todo, un colaborador desinteresado e incondicional. En todas mis actividades, ahí estaba Peguero asistiéndome, en las Galas del Tenis Dominicano, la puesta en circulación de mi libro de poemas y el bingo benéfico del programa de asistencia a los niños tenistas recogepelotas. La última vez que trabajamos juntos fue en los Premios Total Los Dominicanos Primero, donde actuó con la eficiencia acostumbrada y el bajo perfil que le permitía pasar prácticamente desapercibido.

Ese 18 de diciembre fue el último día que lo vi y al despedirnos, como era su costumbre, le mandó saludos a mi esposa y mi hijo, por quienes religiosamente preguntaba en cada oportunidad que nos encontrábamos. Ese día quedamos de reunirnos cuando regresara de viaje, para darme unos datos para un libro que estoy escribiendo sobre Osvaldo Virgil. Recuerdo que me dijo, “encontré unas reseñas de Virgil que de seguro te van a servir para tu obra”. Ya esa cita no se producirá, ni podré consultarle sobre temas de baloncesto para artículos y columnas, como tantas veces lo hice en más de 40 años de amistad. Recuerdo cuando le conocí, a mediados de los años 70, trabajando en una empresa de refrigeración de vehículos que quedaba en la Lope de Vega, casi llegando a la Abraham Lincoln. Fui allí con un problema en el aire acondicionado de mi carro y me abordó para hablar de baloncesto y su gran afición por este deporte. Con el deceso de Bienvenido pierde el deporte y queda truncado su sueño de algún día tener un verdadero museo nacional deportivo.

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