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MUJERES DE GRANDES LIGAS

“AGUAJERO”

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Carolina Cruz de MartínezSanto Domingo

Muchos de nosotros por la demanda de los estereotipos sociales nos convertimos en aguajeros, que es sinónimo de fantamoso, bultero, privón, aceitoso. Por idiosincrasia y cultura tenemos esa musiquita por dentro, ese “fronteo” interno, indistintamente de la clase social y nivel educacional..

Cuando esa característica se une a dinero, fama y poder hay un real problema. Y cuando es en el mundo del deporte es todavía más grave la situación, pues si ese montrico no se trabaja chiquito cuando grande puede ser muy tarde.

El aguajero es aquel que aparenta o simula algo que no es. El profesionalismo deportivo y su plataforma puede ser un valle de muerte para los que no identifican la parte aguajera interna. Es delicado querer frontear cuando no se está estructurado a nivel personal. El alardear y privar en el momento produce placer, satisfacción, y una sensación de que ya lo logré, pero ese sensación de logro es efímera y fugaz.

Como este comportamiento es algo cultural pocos nos damos cuenta cuando lo exhibimos o mostramos pues en unos está un poco más y en otros un poco menos. En los atletas se nota más pues por el nivel adquisitivo pueden comprar propiedades y vehículos de lujo, ropas y zapatos de alta costura, entre otras cosas más. El “agujerismo” es más prevalente y notorio en aquellos que carecen de una formación fuerte en el hogar, pero inevitablemente hay algo de eso en todos nosotros.

En una sociedad donde se prioriza y sobre dimensiona lo externo y se aplaude el tener, no es de sorprendernos que caigamos en el querer mostrar y privar. Las mismas tendencias y la presión mediática nos ‘puya’ para que saquemos lo que tenemos porque si no ella misma te hacer sentir que no vales na.’

Es fácil tildarnos entre nosotros de bulteros y fantamosos; es fácil tildar los atletas de aguajeros y aceitosos; pero cuando vivimos en una comunidad competitiva, doble moral, y difícil de complacer, ávida de comentarios y críticas destructivas, no es tan fácil evadir la tentación de aguajear con lo que sea que tengamos en nosotros.

“Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?”. S. Marcos 8:36 RVR1960

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