La vida más allá de la Copa Mundial de China

En la Copa Mundial de Baloncesto, cada país tiene diferentes metas. Unos pocos -solo seis países han ganado alguna de las 17 ediciones anteriores- son candidatos al título. Otros buscan lograr un podio. Algunos entrar entre los primeros diez.

En el caso de la República Dominicana, la sola participación ya es un éxito. Y dadas las circunstancias que rodean a este equipo -lejos del soñado por todos -, un avance a la segunda ronda de ganadores sería más que una sorpresa.

Pero más que nada la presencia en China debe servir como un punto de reflexión para los actores del baloncesto dominicano.

Sí se han dado pasos de avance en las categorías inferiores con el proyecto que dirige José Mercedes. Pero es un trabajo que hay que profundizar y del cual todavía se esperan los primeros resultados a nivel de la selección adulta.

Es muy incómodo para un país tercermundista como el nuestro poder competir en algún aspecto con las potencias. Y el deporte es de las pocas cosas que nos da esa oportunidad.

Sin embargo, al no poder contar con los recursos económicos y humanos hay que poner a funcionar toda la capacidad organizativa.

La competencia con el béisbol y el voleibol y los grandes contratos que ofrece a los chicos y chicas es muy dura. Pero a pesar de que no tenemos mucho de donde escoger se puede hacer un trabajo con conciencia y comenzar a sembrar, desde abajo, para recoger los frutos más adelante.

Ojalá que la presencia de Néstor -Ché- García pueda extenderse más allá del final del Mundial. Que pueda ser un ente multiplicador entre los entrenadores criollos. Que puedan viajar a España -que tiene un convenio con RD- a prepararse. E igual que los jugadores que se van a Estados Unidos, por ejemplo, pueden seguir su desarrollo.