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Tribuna abierta

La deuda social pendiente

1- Pamela Rodríguez, oro en karate. 2- Estefania Soriano, oro en judo.

1- Pamela Rodríguez, oro en karate. 2- Estefania Soriano, oro en judo.

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GILBERTO SORIANOSanto Domingo, RD

Con motivo de Lima 2019, hagamos un enfoque aprovechando el júbilo de nuestra histórica actuación en unos juegos panamericanos como visitantes donde se igualó la misma cantidad de medallas de oro en Santo Domingo 2003, en el cual tuvimos el privilegio de ser sede.

Después de la inversión realizada en este magno evento, nuestro país alcanzó a grandes naciones del continente americano y nos llevó a un sitial que puede ir variando de acuerdo a diferentes ciclos olímpicos, pero la realidad es que el deporte dominicano tiene un antes y un después luego de este histórico acontecimiento, el abanico de disciplinas deportivas se amplió y esto elevó la participación de diferentes deportes no tradicionales del movimiento olímpico de alto rendimiento.

Podemos afirmar que el Estado dominicano ha realizado esfuerzos extraordinarios con el Deporte de alta competición, aunque su propósito fundamental aún está pendiente.

¿Cuál sería la deuda social que tiene el Estado dominicano y todas las instituciones que inciden en el deporte en nuestra sociedad?

Es fundamental entender que la Educación Física y el Deporte fueron diseñados para el desarrollo humano desde los centros educativos y en consecuencia se desprende la alta competición, pero su principal tarea desde la óptica del estado hacia la sociedad es utilizar ambas ramas como instrumento de desarrollo humano y moral, no como históricamente ha venido aconteciendo en República Dominicana por más de cinco décadas, que el modelo deportivo está estructurado fuera del sistema educativo.

Como hemos dicho en artículos anteriores, el Deporte en República Dominicana se concibe única y exclusivamente como alta competición, lo cual es una negación al pensamiento doctrinario y filosófico, de la forma como concibió el deporte quien es el padre del olimpismo moderno.

En nuestro país gran parte de nuestros atletas vienen de la marginalidad social, por consiguiente, fruto de la inexistencia de políticas públicas se genera esa desconexión entre la educación y el deporte. Esa precariedad se profundiza y se pone de manifiesto llevando a la sociedad a darse cuenta del estado de necesidad que viven nuestros atletas cuando algunos de ellos logran alcanzar importantes medallas en dichos eventos, pero la realidad es que esto será siempre un tema recurrente hasta que no se utilice como motor del sistema educativo la Educación Física y el Deporte, donde la escuela se convierta en la cuna del desarrollo deportivo como establece la Constitución de la República Dominicana en el Articulo 65 y que le permitan a nuestros niños, adolescentes y jóvenes desarrollarse de manera integral.

Asimismo, es lamentable para nosotros como sociedad que solamente nos preocupemos de manera mediática por aquellos que logran obtener resultados trascendentes, pero obviamos el origen del problema que es el divorcio entre la educación y el deporte, y con ello todos los demás atletas que hicieron en sus respectivos ciclos olímpicos su máximo esfuerzo sin poder alcanzar los logros deseados.

Y esto no es algo nuevo. Pierre de Coubertin “ Padre del Olimpismo Moderno”, siempre consideró la idea de que la Educación Física y el Deporte eran medios por excelencia para desarrollar las capacidades intelectuales, físicas y morales de nuestra niñez por lo que inició en el 1889 la llamada Reforma Educativa, bajo el nombre la asociación para la reforma escolar en Francia y gran parte de Europa expresando que la Educación Física y el Deporte constituyen la base y el soporte necesario de la educación moral y de la educación intelectual.

Para Pierre estas dos ramas de la educación eran esenciales para el desarrollo integral de los niños donde dijo que la educación corporal es tan importante para el ciudadano como cualquier otra rama de la educación.

Necesitamos un modelo deportivo que sea un apéndice del sistema educativo, que esté al servicio de la formación, desarrollo intelectual y moral de nuestra niñez, adolescencia y juventud, donde se encuentren las mismas oportunidades y que podamos establecer como alta prioridad una reforma al sistema educativo sobre las bases de estos dos ejes fundamentales como sucedió en el pasado, donde todos los sectores de la vida nacional, principalmente en esta ocasión, el movimiento olímpico por una razón de origen ideológica y doctrinaria, debieran llevar el esfuerzo principal.

Para la Asociación Dominicana del Derecho Deportivo (ADODEP) nuestra sociedad, el Estado y el movimiento olímpico deben asumir esta tarea como vital para llevar el verdadero desarrollo humano de la misma forma como lo constituyó su padre fundador, y con esto contribuir al fortalecimiento de nuestro sistema educativo.

Luchemos por subir al pódium, luchemos por alcanzar la medalla de oro, pero el oro del desarrollo educativo, moral e intelectual, sobretodo el más importante desarrollo humano.

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