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MUJERES DE GRANDES LIGAS

“ARMADOS”

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Carolina Cruz de MartínezSanto Domingo

Manejarse uno mismo es la mayor batalla que podemos tener. Venimos anfitrionados en un cuerpo que por demás es complicado pero opera automatizado. En ese paquete están el alma y el espíritu cómo acompañantes, y ellos como elementos integrados pero individualizados pulsean para manejar fuerzas.

Es por esto que los procesos de formación y educación son repetitivos, extensos y pedagógicos.

No es fácil domar tanta riqueza junta, y la vida nos demandará que nos tengamos que alinear.

Los atletas sufren mucho el tener que madurar quizás a una velocidad que no están listos para enfrentar. Aquellos que muestran destrezas deportivas fuera de lo normal, son expuestos a procesos mucho más pronto que otro ser humano. Muchos sienten que son puestos en un “boot camp” donde todo es al vapor, sin contemplación, exigente e intransigente. En realidad para un ser humano que en su adolescencia, apenas está entendiendo la caja en la que está, no es sencillo asimilar como tiene que funcionar.

Es por esto que el atleta se tiene que armar a temprana edad. Armarse de conocimiento, de aprendizaje y de comprender lo básico fundamental de sí mismo y de a que ha sido llamado donde está. Nosotros venimos desnudos y vírgenes sin herramientas a usar, pero en el camino se nos van colocando para que no tengamos que errar.

El atleta joven debe primero reconocer que viene desarmado para poder aceptar el entrenamiento adecuado. Muchos cometen el error de pensar que pueden enfrentar sus batalles personales, familiares, sociales y laborales con el pecho y el corazón, sin estudiar ni dejarse formar. Ningún recluta se enlista en la milicia y es exonerado de los procesos de entrenamiento.

Todos deben atravesar los módulos necesarios y requeridos antes de ser expuestos a cualquier guerra campal. Así mismo todo atleta debe “armarse” de aquel conocimiento que le evitará bajas y heridas que se dan, aunque tenga el talento para triunfar.

Hay muchas deficiencias que pueden empañar la destreza deportiva y de personalidad.

“El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; Los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza.” Proverbios 1:7 RVR1960

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