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TOKIO

Yes, oui, sí, hai: Intérpretes se preparan para Olimpíadas

“’Oh, totalmente rad, viejo. Bárbaro’”, repitió Ponomarev.

¿La interpretación?

Fue un desempeño excelente.

“Los surfistas tienen su propia jerigonza”, dijo Ponomarev. “Lo mismo que los de snowboard en las Olimpíadas de Invierno. Puede ser difícil. Pero siempre encontramos un equivalente”.

En japonés, árabe, alemán. O lo que sea.

El equipo de Ponomarev incluye al menos un exdeportista olímpico y algunos han pasado por varias olimpiadas. Además corrige a cualquiera que confunde interpretación con traducción. Le recuerda que la traducción se refiere a la palabra escrita.

Buena parte del trabajo de interpretación es para los atletas cuando ganan medallas. Pero también están las reuniones del Comité Olímpico Internacional, la Agencia Mundial Antidopaje WADA y el Tribunal de Arbitraje Deportivo. Aquí las discusiones son sobre disputas, dopaje y violación de normas. Una mala interpretación puede provocar confusión e incluso tener consecuencias legales.

“Están acostumbrados a trabajar bajo presión”, dijo Ponomarev. “Saben que cada palabra que hacen mal tendrá repercusiones. Si no entiendes lo que se dice, no inventas. Es la regla número uno”.

Ponomarev ve el poder de la inteligencia artificial que asoma en el horizonte para ocupar el espacio del intérprete profesional.

“La AI dista de haber evolucionado lo suficiente para reemplazar al ser humano”, dijo. “No quiero decir que no estoy preocupado en absoluto, porque sí lo estoy, lo reconozco. Tal vez algo cambiará dentro de 10 años. Tal vez no”.

Las máquinas no siempre captan el humor, el juego de palabras, el tono de voz. Y por cierto que no pueden ver “un guiño”.

“Es una cuestión similar. ¿Confiarías tus asuntos legales a una máquina? ¿Dejarías que una máquina te arregle la dentadura o te haga una operación quirúrgica? Es un error común creer que interpretamos las palabras. No es lo que hacemos. Primero comprendemos el significado que contienen, y entonces transmitimos el mensaje”.

Ponomarev dice que las diferencias culturales pueden afectar un idioma. Y viceversa. Asignaría un intérprete brasileño a un brasileño, un portugués peninsular a un deportista portugués; lo mismo con el español, que se habla de distintas maneras en 20 países.

“Detrás de cada idioma hay una mentalidad”, dijo. “Yo pienso que al aprender un idioma uno adquiere una cierta mentalidad”.

Las Olimpíadas de Tokio emplearán un sistema de interpretación mejor que el de Río de Janeiro y juegos anteriores. Los intérpretes trabajarán en el centro de prensa, donde recibirán audio y video de las diversas sedes. Con ello se evita llevar a los intérpretes de un lado a otro de la ciudad. Ponomarev dijo que en un ensayo reciente el sistema resultó casi perfecto, capaz de trabajar cinco eventos de prensa simultáneos.

Eso significa que casi cada conferencia de prensa tendrá interpretación simultánea, en la cual las palabras de la persona que habla son transmitidas a un audífono a medida que las pronuncia, en lugar de interpretación consecutiva, que es más lenta y da la interpretación después que la persona que habla dice varias frases.

Ponomarev dijo que sus primeras Olimpíadas fueron las de 2008 en Beijing y asumió como jefe en Río. Dijo que su madre fue quien lo inició, al traer de contrabando películas estadounidenses en DVD a la Unión Soviética. Sus preferidas eran las de La Guerra de las Galaxias e Indiana Jones.

Con el tiempo se formó en Moscú y en Instituto Middlebury de Estudios Internacionales de Monterey, California. Bajo el sistema soviético se le encomendó estudiar danés, que no es una lengua muy difundida, pero le facilitó el aprendizaje del alemán y le permite comprender el noruego y el sueco.

“Una vez que uno aprende un idioma, los demás se acumulan”, aseguróestadounidenses en DVD a la Unión Soviética. Sus preferidas eran las de La Guerra de las Galaxias e Indiana Jones.

Con el tiempo se formó en Moscú y en Instituto Middlebury de Estudios Internacionales de Monterey, California. Bajo el sistema soviético se le encomendó estudiar danés, que no es una lengua muy difundida, pero le facilitó el aprendizaje del alemán y le permite comprender el noruego y el sueco.

“Una vez que uno aprende un idioma, los demás se acumulan”, aseguró.