Solo en el diccionario, talento está delante de trabajo

Al momento de abordar las actuaciones de la selección nacional de baloncesto masculina de mayores en los últimos años, un par de aspectos negativos saltan a la vista: los pobres porcentajes en los lances libres y los triples.

Es parte de la responsabilidad que tienen los jugadores cuando tienen a su cargo hacer frente a una competencia en cualquier momento, responder a la altura de las circunstancias.

Sobre todo si están rodeados de las condiciones, tal vez no las óptimas, pero si las adecuadas por parte de la federación y la gerencia no se explica el fallo en los llamados fundamentos.

Es un mal endémico que se ha extendido por todo el baloncesto dominicano y que se ve reflejado en los equipos nacionales. Pero también afecta a los torneos superiores de todo el país.

Para la Copa del Mundo, la inclusión de jugadores como Víctor Liz, Rigoberto Mendoza y tal vez James Feldeine deben ayudar a elevar los porcentajes en ese sentido.

De todas maneras, el jugador debe preocuparse por manejar estos aspectos del juego. No basta con el talento. En el único sitio que el talento está por delante del trabajo es en el diccionario.

No es justo que un esfuerzo de traer entrenadores extranjeros, un amplio equipo de asistentes, además de invertir en fogueos, viajes y entrenamientos se pierda por no cumplir con cuestiones tan elementales del juego.

Es cierto que los jugadores tienen al baloncesto como su profesión y viven viajando por países y ciudades.

Pero precisamente por eso deben prepararse y dominar esas interioridades del deporte.