La tercera no fue la vencida ante EUA

El rayo cayó por tercera vez en el mismo lugar. Por terceros Juegos Panamericanos seguidos los Estados Unidos se alzó con la medalla de bronce del baloncesto masculino. Y por tercera vez seguida su víctima fue la República Dominicana.

Aunque ya no envía a sus mejores jugadores -tal vez ni a los segundos, terceros, cuartos o quintos mejores - no hay duda alguna de que cualquier equipo estadounidense tiene la calidad suficiente como para lograr un lugar importante sobre todo si los rivales tampoco tienen sus máximos exponentes.

Pero eso no deja de ser una espina clavada en el baloncesto dominicano. Esta versión, entrenada por el argentino Néstor -Ché- García, se distinguió por no saber cerrar (ni iniciar) los partidos.

Los tradicionales problemas para anotar el tiro de distancia (imprescindible en el básquetbol moderno), los lances libres a la hora buena, además de la poca estatura -otra característica histórica de las selecciones nacionales - pasaron factura otra vez.

Comenzar a señalar culpables no aporta nada. En un deporte de equipo, se gana y se pierde como equipo. Hubo aspectos que mejoraron -defensa, rotación del balón, entrega-, pero otros -como los señalados en el párrafo anterior- dieron al traste con la que sería la segunda medalla panamericana en baloncesto masculino 5X5.

Tal vez falta un elemento de aptitud en nuestros jugadores. Hay que trabajar, junto al aspecto físico, el aspecto mental y sicológico. Nos quedamos con el buen debut de L.J. Figueroa, el despertar de Luis David Montero, la intensidad y entrega de Sadiel Rojas y el buen hacer de Gelvis Solano. Los demás también aportaron lo suyo, aunque de manera un tanto irregular.

Ahora viene el compromiso de la Copa del Mundo donde se incorporarán nuevos talentos que no estuvieron en Lima, Perú.

Pero siguen los baches ofensivos, la defensa permisiva y las desconexiones. Hay mucho trabajo por hacer, tanto arriba como abajo.