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MUJERES DE GRANDES LIGAS

“Infieles”

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Carolina Cruz de MartínezSanto Domingo

Ir más allá de lo que nos compete en la vida siempre será motivo de conflicto. Los límites siempre son establecidos para nuestro bienestar, pero el ser humano no siempre los comprende de esa forma.

INFIDELIDAD: Muchos hemos sido infieles en distintas formas empezando por la infidelidad personal. La palabra infidelidad, “denota el incumplimiento del compromiso de fidelidad o la falta de ésta. Por consiguiente, puede significar la carencia de lealtad o quebrantamiento de la misma hacia cualquier compromiso moral”.

El primer compromiso moral que un atleta tiene es consigo mismo. Pero ese compromiso no se entenderá sino hay un conocimiento de quien es y que tiene que hacer lo que se le confía: su vida, su talento, su tiempo, su influencia, su plataforma, su familia, su comunidad, su nación, etc. El no querer saber o el actuar sin entender esa verdad es el comienzo de la infidelidad, pues será desleal y quebrantará la esencia de su naturaleza original.

El diseño original de quienes somos fue pensando puro. Los atletas no caen en un error por que quieren hacerlo mal, pero la mayoría entra al sistema profesional a muy temprana edad, con cierta inocencia e ingenuidad. El mismo sistema los lleva a acariciar, enlazarse y comprometerse a ofertas difíciles de esquivar e incómodas de manejar. Una vez dentro, el mismo sistema se encarga de presentarles plataformas que a la entrada o a la salida quiere corromper esa esencia original. El atleta sin pensar termina cayendo en más y más infidelidad hacia si mismo, muchas veces convencido que tiene licencia para virar y tornar.

El ser infiel a nuestra esencia original nos hace ser engañosos, camaleónicos y religiosos. Engañosos porque pretendemos ser algo que realmente no somos; camaleónicos porque nos asociamos a ambientes que amenazan contra la autenticidad de la naturaleza original y religiosos porque caemos en una doble moral de predicar algo que no vivimos. El atleta es un blanco vulnerable en ese sentido pues siempre será más perseguido, tentado y provocado a ser infiel al diseño puro que Dios pensó de ella o el.

“Si fuéremos infieles, él permanece fiel; Él no puede negarse a sí mismo” 2 Timoteo 2:13. Rindámonos a la fidelidad de Dios, pues El siempre sabrá que es lo mejor.

Hasta la próxima.

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