300 jonrones como segunda base

El pasado 17 de junio en el Sun Trust Park, de Atlanta, Robinson Canó disparó jonrón a un envío servido por Mike Soroka en juego que su equipo de los Mets fue vencido por los Bravos tres a doce. El hecho pasó desapercibido, pero ese cuadrangular fue el 300 que lograba defendiendo la segunda base, apenas el segundo en la historia que alcanza esa meta. Al inicio de la campaña se podía apostar favorablemente que alcanzaría la marca de todos los tiempos en ese sentido en poder de Jeff Kent. Este disparó un total de 377 cuadrangulares, pero de ellos 351 fueron cuando se desempeñaba en la intermedia y ese último es el número que debe buscar el dominicano en el contexto indicado. No obstante, con 36 años cumplidos el pasado mes de octubre y el declive de su ofensiva en el actual certamen, hace lucir difícil ese objetivo.

Dentro del marco posterior a la rotura de la barrera racial en las Grandes Ligas, Canó está posicionado como un jugador de élite entre los defensores del segundo cojín. Combina una brillante defensa con una impresionante ofensiva. Su OPS de .843 solo es superado por los .856 de Kent, cuyas habilidades defensivas eran limitadas, y es el único de la etapa señalada con promedio de bateo por encima de trescientos (.303), hasta ahora. Roberto Alomar finalizó con trescientos exactos. En la custodia de la posición en dos ocasiones, en 2010 y 2012, ganó el premio Guante de Oro y en otras dos, en 2012 y 2016, fue considerado entre los cinco mejores defensores de la intermedia por La Biblia del Fildeo, evaluación que comenzó a plasmarse a partir del 2009.

Hay algo sobresaliente de su carrera que no se pregona. En el período de 2005 al 2013 cuando jugó para los Yanquis tuvo unos resultados que lo validan como el mejor intermedista de siempre de la centenaria franquicia, la más exitosa de la historia. Supera a hombres de la talla de Tony Lazzeri, Joe Gordon, Bobby Richardson y Willie Randolph.