“No es bueno...”

Desde nuestra niñez buscamos satisfacer los espacios que nos fueron colocados emocional y mentalmente y cuando los mismos no son llenados correctamente, hay problemas.

Los atletas entran en un desarrollo precoz de su niñez y adolescencia. Ahora más que nunca el profesionalismo deportivo en nuestro país está iniciando a una edad más temprana. Entre el efecto de la codiciada firma del ‘julio 2’ del mundo del béisbol y los reclutamientos escasos pero más frecuentes del soccer europeo, los niños están siendo conducidos a lo metálico y eso, no es bueno.

No es bueno que lo ultra competitivo está sustituyendo lo recreativo; que lo económico esté reemplazando lo legítimo; que lo ilusorio esté desplazando lo fundamental; que la mentira esté opacando la verdad. En la niñez y la adolescencia es donde se llenan los espacios emocionales y mentales que garantizarán un desarrollo óptimo en la adultez y es preocupante que otras cosas estén tomando prioridad sobre esto.

No es bueno que en nuestro país se esté dejando de lado la defensa de un derecho que un niño no comprende que tiene. No es bueno que las familias están ignorando el daño que está generando la presión de una firma sobre un adolescente escuálido y flaco. No es bueno que los padres y madres no estén comprendiendo el riesgo que implica no leer un documento y sólo firmarlo. No es bueno que los mismos padres estén sustituyendo el tiempo de educación y formación por unas prácticas diarias y exhaustivas y a veces sin garantías.

La niñez es una etapa hermosa que no regresa ni puede ser sustituida. Es una etapa donde la verdadera zapata de la vida se construye y se edifica y si hay vicios de construcción lo que se construya se derrumbará. La adolescencia es la etapa donde la real metamorfosis ocurrirá y si hay demasiados cartones que manejar no se agotará como va.

No es bueno que los padres no estén apercibidos del movimiento antagonista que está atentando contra sus pequeños atletas. Por encima de todo lo vistoso, lo jugoso y lo temporal está el bienestar integral de esa insustituible vida.

“Amontonar tesoros con lengua mentirosa. Es aliento fugaz de aquellos que buscan la muerte”.