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PRESENCIA DOMINICANA

Génesis de la Serie del Caribe

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Tony Piña CámporaTwitter:@pinacampora

A través de la historia de la humanidad ha ocurrido con frecuencia que una serie de acontecimientos se hilvanen entre sí para provocar el surgimiento de uno que se establece como institución. Algo así sucedió para que surgiera la Confederación de Béisbol del Caribe y con ella la Serie del Caribe.

En la segunda mitad de los años cuarenta en México, Jorge Pasquel, acaudalado hombre de negocios ligado íntimamente al béisbol como dueño de los Azules de Veracruz, decidió usar sus recursos para elevar la calidad de la liga de esa nación a un nivel que le permitiera competir con los circuitos mayores de Estados Unidos. Ese desafío surgió en 1946 cuando le ofreció contratos de montos más elevados que los que se pagaban entonces a una serie de jugadores estelares de Grandes Ligas quienes ante la tentadora oferta abandonaron sus equipos para jugar en México. En esa época regía en las ligas mayores la cláusula de reserva, ordenamiento que le daba derechos de exclusividad sobre los contratos de los jugadores a los equipos que los firmaban, pero esa norma no abarcaba los límites fuera de los Estados Unidos.

Esto ocurría el mismo año que en Venezuela y Panamá se iniciaba el béisbol profesional dentro del marco de un circuito organizado con esos fines, mientras en Cuba y Puerto Rico existían ya las condiciones para sustentar unos torneos invernales que gracias a la calidad de los jugadores que participaban, donde los prejuicios raciales no limitaban la participación de los mejores, tenían poco que envidiar a los norteamericanos. Aunque la liga que funcionaba en México estaba muy alejada a las que operaban en el Caribe, el señalado plan de Pasquel se reflejó en estas, cuando los mexicanos iniciaron un proceso de deterioro por la falta de parques adecuados que dieran rentabilidad a la operación, en una época en que la televisión estaba en pañales. Ya en 1948 tuvieron necesariamente que reajustar los salarios, decisión que provocó el intento de retorno de los jugadores que habían abandonado las ligas mayores y sus equipos originales. No obstante, esos jugadores estaban suspendidos por las Grandes Ligas debido a su deserción, con la exigencia de que esa suspensión abarcara los circuitos invernales. Esto incitó un conflicto que afectó las hasta entonces extraoficiales pero cordiales relaciones que existían entre estos.

A la situación se agregó un ingrediente, ya en 1946 los Dodgers de Brooklyn habían iniciado el proceso de integrar a jugadores de raza diferente a la blanca en las ligas mayores cuando contrataron al afroamericano Jackie Robinson. Para las ligas del Caribe y México significaba que los atletas no blancos utilizados en sus torneos, los cuales eran fundamentales para darle el alto grado de calidad al espectáculo que presentaban, iban a ser controlados también por las organizaciones de Estados Unidos las cuales contaban con unos recursos económicos de los que carecían los hispanos.

Existiendo la posibilidad que la liga de Cuba aceptara en su seno a los inelegibles, pero al mismo tiempo la eventualidad de que las futuras estrellas, incluyendo las surgidas en sus países, recibieran restricciones para jugar con ellos si no llegaban a un acuerdo, el día 10 de julio de 1947 se firmó un convenio entre el circuito cubano y la Asociación Nacional de Ligas Menores que presidía George Trautman y representaba el béisbol profesional norteamericano. Ante esa realidad inmediatamente siguieron el ejemplo cubano los demás circuitos y de esa manera se crearon las bases para que se estructurara la Confederación de Béisbol del Caribe, matriz que dio vida a la Serie del Caribe.

La idea de la celebración de la Serie del Caribe, fue presentada en enero de 1948 en Miami al seno de la Confederación por los venezolanos ”scar Prieto y Pablo Morales, publicistas ligados al béisbol profesional de esa nación y en esos momentos involucrados íntimamente con el equipo Cervecería Caracas. En agosto de ese año, en otra reunión efectuada en La Habana se aprobó definitivamente el evento, su formato y el marco que lo debería regir. De una crisis surgió una solución.

En 1949, en La Habana se efectuó la primera Serie del Caribe.

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