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MUJERES DE GRANDES LIGAS

“Restándole al futuro”

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Carolina Cruz de MartínezSanto Domingo

FUTURO: Nadie sabe que le depara el futuro, aunque todos trabajamos con miras a ello. Fijamos metas, establecemos agendas, cotejamos lo que vamos logrando y buscamos oportunidades de mejora. Todos trabajamos para afinar nuestras debilidades y resaltar nuestras fortalezas y es correcto hacerlo, pero ¿qué tal si en el camino queriendo hacernos bien, nos hacemos mal?

Es fácil caer en la manipulación del obtener y el tener, sobre todo cuando no le hacemos daño a “nadie.” Pero a veces no entendemos que ese nadie somos nosotros mismos, y ¿qué tal que el protagonista de la película se empiece a auto-suicidar antes de llegar al final? Podemos ser nuestros peores enemigos cuando se trata de metas a alcanzar.

Los atletas fácilmente caen en esta categoría víctimas de la presión personal, familiar y ambiental, porque se dejan llevar de las fantasías y pecan de escuchar solo lo que les parezca. Son tantas las voces que los influencian, asedian, orientan, que no saben distinguir cual es la voz correcta para llegar a ese futuro y ese gran porvenir. Hay voces que parecen buenas pero son malas, hay unas que parecen mentira pero terminan siendo verdad, y otras que suenan fidedignas pero son tan dañinas y peligrosas como la carcoma, que destruye sin aparente notoriedad.

RESTARLE: Restarle a nuestro futuro es intentar construir una verdad sobre una falsedad. Es pretender escuchar para obedecer, cuando al final terminamos haciendo lo que nos da nuestra real gana. Es querer impresionar nuestro círculo social cuando todos están claros de que no nos alcanza lo que estamos ganando. Es pretender que ya lo logramos cuando apenas estamos viajando por primera vez a Rookie ball, o la instruccional.

Restarle a nuestro futuro no se trata solo de hacer cosas socialmente etiquetadas como malas, como entrar en vicios, mujeriar, tatuarse, malgastar o inyectarse una sustancia prohibida. Las pequeñas instrucciones que se omiten, que forjan carácter, que enseñan consistencia, respeto, paciencia, limitación, son las que llevan a que cometamos esas grandes equivocaciones y errores. No saber respetar ningún tipo autoridad, lo cual va desde los padres hasta el portero de la escuela o academia es restar a nuestro futuro; no someterse a reglas pequeñas de los equipos, como no dejarse crecer el cabello o bello facial, no utilizar prendas durante las prácticas o juegos, mantener los ‘clavos’ o ‘spikes’ limpios para tiempo de juego, no llegar tarde a las prácticas de fundamento, entre otras. Omitir cualquiera de esas pequeñas reglas que se ven fastidiosas, innecesarias y cansonas es restarle a nuestro futuro, y tienen igual peso e incidencia que cualquier barrabazada pública.

El joven atleta que busque lograr establecerse o ganar algún sitial, debe agotar cada una de las exigencias que se les hace por mas estúpidas, rígidas o insignificantes que le parezca. Ignorar, desobedecer, evadir, postergar instrucciones sencillas es la manera correcta de que el protagonista se empiece a matar. No hay un monstruo mas peligroso, indomable, y engañoso que el ego que nunca se domesticó y se sujetó y que no conoce la dimensión de su potencial descontrol. El futuro potencial de un deportista siempre dependerá de si supo agotar las etapas iniciales correctamente sin restarle a ninguna instrucción que se le pidiera ejecutar.

“Atrapen todos los zorros, esos zorros pequeños, antes de que arruinen el viñedo del amor, ¡porque las vides están en flor!” Cantar de los Cantares 2:15 NTV

Cada joven atleta es una vid, una plantita o arbusto lista para dar fruto, pero ellos mismos tienen que matar los zorrillos que siempre buscaran restarle a su futuro.

Hasta la próxima.

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