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Tony Piña CámporaTwitter:@pinacampora

Observar la figura de Phil Regan, con sus casi 82 años de edad, en el dogout de los Toros como dinámico coach de pitcheo, rememora impactantes gestas del béisbol dominicano.

Ocurrió que en la temporada de 1987-88 Manuel Mota estaba en su tercer año como dirigente de los Leones del Escogido y se encaminaban a la descalificación por segunda campaña consecutiva. El primero de diciembre amanecieron con marca de 11-15 y un nuevo dirigente, Regan, que era el coach de pitcheo del plantel, sustituía a Mota. Bajo su mando alcanzaron marca de 21-13 y de esa manera la cuarta posición con el derecho a pasar a la segunda ronda. En esa semifinal obtuvieron el primer lugar para posteriormente obtener la corona frente a las Estrellas Orientales en una dramática Serie Final que se extendió al máximo de los siete juegos pactados.

Sucedió que al concluir el cuarto partido la situación favorecía a los verdes tres a una, pero los Leones lograron la victoria en los siguientes tres obteniendo de esa manera el cetro de campeón, algo que no conquistaban desde 1981-82. El juego concluyente se decidió por un cuadrangular de Ralph Bryant con dos corredores en circulación que puso el marcador cinco a tres. El jonrón es recordado por sus especiales características, la bola cayó en el espacio que se creó ese año entre la verja del bosque central y parte del terreno para acercar el área que validara los jonrones con la intención de aumentar su producción. En una situación normal el batazo debió ser un out al bosque central.

De cualquier manera, bajo la dirección de Regan el Escogido había virado una negativa situación concretando la principal aspiración de un equipo, ¡ser campeón!.

Serie del Caribe Pero la celebración no quedó ahí. Ese año Santo Domingo era la sede de la Serie del Caribe y con un pelotón compuesto exclusivamente por la crema y nata de los jugadores dominicanos que participaron en el torneo, ganaron la corona en un evento asimismo cargado de dramatismo. Aquella memorable selección criolla tenía en sus filas a los receptores Gilberto Reyes y Luís Pujols; Nelson Liriano, Luís De Los Santos, Junior Noboa y Félix Fermín en el cuadro interior, Stanley Javier como inicialista y alternándose en los bosques y como bateador designado fungieron Rufino Linares, Junior Félix, Gerónimo Berroa y Sammy Sosa. Un lanzador diferente inició cada juego: José Núñez, Efraín Valdez, José De León, José Bautista, José Rijo y Melquiades Rojas; Ramón De Los Santos era el relevista cerrador. En la quinta fecha obtuvieron su cuarta victoria frente a una derrota asegurando el título.

Barrida histórica Con esos resultados resultó lógico que los Leones mantuvieran a Regan al frente del conjunto para la siguiente campaña. Alcanzaron la clasificación con relativa facilidad ocupando la tercera posición con marca de 30-29 y en el Round Robin lograron el segundo lugar detrás de los Tigres del Licey, que también habían obtenido la posición cimera en la Serie Regular. Los azules habían confeccionado una sólida maquinaria basada en un hermético pitcheo y al iniciar la Serie Final eran los grandes favoritos para ganar la corona. Los lanzadores que programaron para los primeros cuatro compromisos fueron Balvino Gálvez, Ramón Martínez, Pascual Pérez y José Rijo. Entonces ocurrió la segunda gran hazaña que como dirigente se le atribuye a Regan. Los rojos, bajo su tutela, derrotaron en esos cuatro partidos a los Tigres coronándose campeones por barrida. Ganaban el trono por segundo año consecutivo, otra vez, contra todos los vaticinios.

Aquí hay que resaltar algo. Aún el Licey contar con un grupo ideal de lanzadores, la alineación del Escogido estuvo compuesta por un grupo impresionante: Samuel Sosa, Gerónimo Berroa, Rufino Linares, Nelson Liriano, Junior Félix y Junior Noboa fueron los principales cañones, respaldados por la defensa de José Vizcaíno en el campo corto y Wilfredo Tejada detrás de la goma. Los lanzadores Dave Beard, Mike Trujillo, José De León, Tim Birtsas y Luis Encarnación fueron manejados con una eficacia tal que limitaron la ofensiva rival a promedio de .231 y slugging de .308. El nombre de Phil Regan está merecidamente incrustado en la historia del béisbol dominicano.

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