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PRESENCIA DOMINICANA

Coronas de bateo

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Tony Piña CámporaTwitter:@pinacampora

Está llegando a su final la sexagésima primera edición de los torneos de béisbol invernal que se iniciaron en 1955-56. El título del mejor promedio de bateo está en manos de Jordany Valdespín, es prácticamente imposible que su principal rival en ese objetivo, Hanser Alberto, pueda superarlo en lo poco que falta para finalizar. Estos dos bateadores protagonizaron durante casi toda la campaña una tenaz lucha por lograr los mejores resultados en ese aspecto, pero una explosión de Valdespín ocurrida en los tres juegos finales del mes de noviembre donde conectó ocho incogibles en trece turnos y un breve slump de Alberto, han marcado la diferencia. Al escribir esta columna el estelar taurino enseña un porcentaje de .354 frente al de .333 del antesalista de los Gigantes.

Aunque la valoración por el título de este departamento se ha deprimido con la aplicación de los esquemas modernos que miden el trabajo ofensivo, este no deja de tener una importancia establecida desde siempre. En la historia de los certámenes criollos en varias ocasiones han ocurrido carreras muy cerradas por ganar la supremacía en este renglón. El final más disputado ocurrió recientemente, en el 2016-17 cuando Ronny Rodríguez de Águilas Cibaeñas finalizó con promedio de .30625, superando a Ramón Torres de los Gigantes que cerró con .30573. Rodríguez en su participación final se fue en blanco en tres turnos y descendió al señalado nivel, pero Torres estuvo ausente en los tres juegos finales de su equipo y de esa manera perdió la oportunidad de obtener esa corona.

En 2013-14 asimismo ocurrió una dramática lucha por obtener este liderato. Rafael Ynoa de Águilas disparó para promedio de .333 y Gregory Polanco y Moisés Sierra con Escogido y Gigantes lo hicieron para .331. Aconteció que al llegar el día final de la temporada, 21 de diciembre, Polanco y Sierra concluyeron con promedio de .331 e Ynoa estaba en .326, 45 incogibles en 138 turnos. Sin embargo, al siguiente día se debió jugar un partido innecesario para la clasificación, pero pendiente para fines de completar el calendario, entre Toros y Águilas que ganaron estos, destacándose Ynoa disparando dos inatrapables en tres veces para aumentar su porcentaje a .333 y así conquistar el cetro.

POR UN PUNTO Hay dos casos más en que esa corona fue obtenida por diferencia mínima. En la campaña de 1982-83 se decidió el ganador entre César Gerónimo del Licey y Pedro Hernández de Estrellas Orientales en la entrada final del último compromiso de sus equipos, que casualmente fue entre ellos efectuado en Santo Domingo. Al inicial el partido Gerónimo bateaba .341 y Hernández .340, al llegar el Licey a batear en la segunda parte del noveno episodio perdiendo una a seis, Hernández había conectado un sencillo en tres veces manteniendo su porcentaje como comenzó. Esa entrada final se inició dominando a Julio Valdez, siguiendo en el orden Gerónimo que había fracasado en dos turnos anteriores. Si fallaba el título era de Hernández. No obstante, logró conectar precariamente la bola la cual se dirigió con lentitud hacia el campo corto Ramón Romero quien corriendo hacia adelante atrapó y realizó un disparo alto al inicialista Gerald Perry obligándolo a salirse de la almohadilla para atrapar la bola. Gerónimo llegó a salvo y el anotador oficial, Jaime De La Cruz, le otorgó hit al batazo conquistando de esa manera ese título el estelar jugador de los Tigres.

El otro caso ocurrió en 1988-89 y estuvo enmarcado de gran trascendencia histórica. Licey y Azucareros debieron efectuar un partido final que decidía la clasificación entre estos y las Estrellas Orientales. En las filas azules militaba Domingo Michel que encabezaba los departamentos de jonrones y remolcadas y por un punto el de promedio de bateo, cuyo competidor era el antesalista de los Azucareros Domingo Ramos. Michel bateaba .310 y Ramos .309. En ese choque concluyente los Tigres derrotaron a los romanenses nueve a ocho en doce entradas, pero ninguno de los competidores por la corona de bateo participó obteniendo de esa manera Domingo Michel ese galardón y la única tradicional triple corona ofensiva que se ha logrado en el béisbol dominicano.

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