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PABELLÓN DE LA FAMA

Horford mostró su lado pequeño, Yudelkis entró casi muda a la inmortalidad

Los diez. Los nuevos inmortales del deporte: Guillermina Candelario, Yudelkis Bautista, Tony Batista, Pedro Julio Astacio, Héctor -Cuqui- Acevedo; atrás, José Mesa, Tito Horford, Pedro Gómez, José Vicbart Geraldino y Fey Duquela, escoltados por el Comité Permanente del Pabellón de la Fama encabezado por su presidente Dionisio Guzmán.

Los diez. Los nuevos inmortales del deporte: Guillermina Candelario, Yudelkis Bautista, Tony Batista, Pedro Julio Astacio, Héctor -Cuqui- Acevedo; atrás, José Mesa, Tito Horford, Pedro Gómez, José Vicbart Geraldino y Fey Duquela, escoltados por el Comité Permanente del Pabellón de la Fama encabezado por su presidente Dionisio Guzmán.

El grupo de los diez nuevos inmortales del deporte dominicano que ingresó ayer al Pabellón de la Fama tiene dos mínimos común denominadores, algunas otras cosas compartidas en menos escala; pero sí un recibidor animado, sabio y especial, que como un viejo sacerdote con frases cortas rompía con elegancia la solemnidad del acto al provocar las carcajadas de la concurrencia.

Todo inició de manera oficial a la 11:27 de la mañana en las instalaciones del Auditorio del Pabellón de la Fama del Deporte Dominicano, donde el presidente Dionisio Guzmán le entregó el mallete a Guillermo Saleta Pérez, dándole autoridad como presidente de Honor para dirigir el ceremonial.

El primero en recibir la “inmortalidad” fue el propulsor Héctor Bienvenido -Cuqui- Acevedo, un hombre de béisbol ligado a las firmas y desarrollo de muchas figuras del béisbol; al filo de la 12:07 Acevedo era tocado en el hombro con el machete en reconocimiento a ‘su trabajo y esfuerzo’ y el laurel en la frente por la victoria alcanzada:

“Muy merecido CuquiÖ ¡tú trabajaste mucho, ¿lo ve ahí?!”, irrumpía como el sabio sacerdote la voz del vicepresidente Carlos Lamarche Rey, levantando el cosquilleo en el público.

Los diez nuevos inmortales iniciaron sus discursos dándole “gracias a Dios” por la exaltación y también a sus familiares, algunos dedicaron su gran momento a sus padres, muchas veces fallecidos; a sus hijos, esposas, hermanos, entrenadores y dirigentes deportivos, pero ninguno con la sencillez del gigante Alfredo William Horford Baltazar (Tito).

Tito inició con un problema con el micrófono, el cual estaba muy bajo para un hombre con una estatura de 7 pies y 1 pulgada, luego de recibir asistencia; el gigante sacó de un bolsillo secreto de su chaqueta -la que podría servirle de sábana a cualquier ser humano de estatura normal-, un fardo de ocho páginas la cual empezó a leer con gran sutileza a favor de la familia, de cómo ha sido un hombre que además de abrirle el camino a los demás dominicanos que han militado en la NBA, por ser él pionero, se ha ocupado de mostrarle a su familia lo que es la honradez y amar a su tierra ya que lo mejor que ha tenido no es la riqueza ni la fama, sino el amor de Dios en su corazón y el privilegio de haber nacido en la República Dominicana; claro, previo a su despedida en tres ocasiones se le rompió el orden de su lectura y en pleno nerviosismo abanicaba los dedos de las manos como un niño metido en problemas.

“Dóblate para el machetazo, tú eres muy grande, agáchate para el laurelÖ ¡ya salí de ese problema!”, se quejaba con hilaridad el pequeño Lamarche al darle paso a la inmortalidad a Tito.

Horford había recibido el apoyo emocional de su hijo Al Horford, estrella actual de los Celtics de Boston y fue acompañado por el también inmortal Eduardo Gómez, quien lo sacó del mundo del béisbol para llevarlo al baloncesto.

Luego de leer una larga lista con los nombres de sus padres, tíos, hermanos, hijos, sobrinos y nietos, Horford gritó a su mujer: ‘y a ella que llegó en el peor momento de mi vida, y hoy está aquí apoyándome, ¡te quiero mami!’.

“Si mide 7 pies y 1 pulgada su corazón es más grande que eso, sigue siendo el mismo muchacho que fui a buscar descalzo a La Romana”, estima Eduardo Gómez, quien estuvo de pie escuchando su discurso y sosteniendo su anillo y placa de reconocimiento.

Yudelkis se trancó

La estelar voleibolista Yudelkis Bautista, esperada por muchos en el Pabellón de la Fama, la emoción la traicionó y tuvo que adueñarse de largas pausas para darle las gracias a las personas que más influyeron en su carrera con fueron Rafelito Pantaleón, Jorge Pérez Vento, Cristóbal Marte y sus compañeras de entonces en la selección nacional.

La potente atacadora del seleccionado sacó de abajo y sorprendió su inusitado nerviosismo:

“Ö Y a Pedro (Martínez) y a Juan Guzmán les digo que mi mayor orgullo ser de su mismo barrio, todo lo que soy se lo debo a Manoguayabo”, logrando arrancarle los aplausos al público que abarrotó los dos niveles del auditorio.

Pedro y Pujols

Martínez, ganador de más de 200 juegos en las Grandes Ligas, conquistador de tres premios Cy Young y dueño de 3,000 ponches, debutó en su primer año como inmortal en el pabellón Dominicano, el cual comparte con su inmortalidad en el Salón de la Fama de Cooperstown, se llevó los aplausos más efervescentes de los asistentes.

A Pedro se unió en la augusta sala, la estrella Anaheim, Albert Pujols, miembro del reducido círculo de jugadores de Grandes Ligas con 3 mil hits y más de 600 jonrones, a quien se le rindió tributo por sus logros y de seguro, ya tiene un lugar asegurado para entrar al Pabellón. Otra estrella, Edwin Encarnación llegó a apoyar a Pujols.

También fueron reconocidos el comunicador Ellis Pérez, el Círculo Deportivo Militar, el narrador Ernesto Jerez; y los prospectos Miguel Andújar y Juan Soto.

Astacio, Batista y Mesa

El pabellón abrió sus puertas también a tres hombres del béisbol, dos lanzadores y un toletero: Pedro Julio Astacio y José Mesa, y el jonronero Tony Batista.

A inicios de ceremonia el inmortal y exlanzador de las Grandes Ligas Juan Guzmán había implorado a Dios en una oración por todos los asistentes; pero Batista, quien logró en una de sus campañas en las Mayores de 40 vuelacercas, limitó su discurso a la lectura del salmo 90Ö Astacio, como la mayoría, tomó sus escritos en un papel y leyó sus agradecimientos incluyendo a todos los equipos en los que militó; mientras que Mesa, acompañado de su hijo del mismo nombre, tuvo una corta alocución en la misma tesitura.

Geraldino y Fey

Uno de los atletas que mostró un gran avance personal para llegar a la inmortalidad fue el judoca José Vicbart Garaldino Rosselló, quien junto a sus tres hermanos formaron una cuarteta de campeones nacionales. Geraldino evaluó su paso por el deporte y lo que significa para su familia el ascenso al Pabellón de su persona: “Misión cumplida”, le exclamó a su madre con el puño levantado al retirarse del podio.

La gran sorpresa de la exaltación fue el callado propulsor Rafael Osiris Duquela (Fey) Duquela, quien sacó fuerza de entre su amargura al recordar a sus grandes maestros y amigos, algunos finados (Virgilio Travieso Soto, Ripley Marín, Tommy Fernández Mota, Máximo Bernal, Juan Ulises Saleta, Héctor Guillermo Luna “Memo”, entre otros). Al final de la jornada, Fey fue el más solicitado para fotografiarse junto a amigos, familiares y simpatizantes con su trabajo en el basket de categoría menor y en el área técnico de muchos eventos históricos del país.

Guillermina y Gómez

La pequeña levantadora de pesas de los 48 kilos, Guillermina Candelario, medallista en tres Juegos Centroamericanos y del Caribe y en tres Panamericanos; agradeció a sus entrenadores Héctor Domínguez y Félix Ogando (f), al doctor Bolívar Díaz, a Edgar Montilla y William Ozuna; así como al programa Parni de creación del exministro Felipe Payano.

Pedro Felipe Gómez Taveras, uno de los mejores bateadores tanto en softbol como béisbol, pisó la inmortalidad emocionado porque gracias a esos deportes es el único atleta local con dos medallas de oro en dos selecciones diferentes en Juegos Centroamericanos y del Caribe.

Entre presidentes. Dionisio Guzmán entrega un reconocimiento a Guillermo Saleta Pérez, presidente de Honor.

Comunicador. Ellis Pérez fue reconocido por Luis Ramón Cordero, en compañía de Pio Santana y Magnolia Concepción.

El toletero Albert Pujols reconocido por su 3 mil hits en las Grandes Ligas, le acompañan Rubén Andújar, Luis Ramón Cordero y Atilio de Frías.

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