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MUJERES DE GRANDES LIGAS

“Jugando”

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Carolina Cruz de MartínezSanto Domingo

JUGAR: Jugar al profesional denota falta de madurez, espíritu infantil, desenfoque e irresponsabilidad. Un profesional es alguien que sabe lo que tiene que hacer, como hacerlo, cuando hacerlo y porqué. El profesional que no se pone para su número será una vergüenza a la profesión que profesa representar, y no ensanchará su espectro de trabajo.

El atleta debe estar claro que aunque esté jugando, aquí no se ‘está jugando.’ La danza de los millones en las grandes ligas no es un jueguito de niños, no es para jóvenes caprichosos, con doblez de ánimo, con cambios de humor, que un día deciden jugar duro, y otro día no. La danza de los millones en la Gran Carpa es un trabajo que amerita enfoque, concentración, competencia, y producción. El profesional que no resuelva de acuerdo a lo que se espera simplemente no podrá recibir sus honorarios y su comisión.

El empleador no quiere enfrentarse a un empleado irrespetuoso y burlón. Es necesario que el empleado demuestre que no está jugando a la profesión sino que entiende el peso que conlleva ser parte de una organización. A veces el atleta joven confunde su talento con el ser majadero, ñoño y en ocasiones exhibe una brutalidad que entiende hay que aguantársela porque el fue el julio 2 de mayor cantidad. Lamentablemente el joven profesional no entiende que no se le tolerará que exhiba una actitud de esa calidad. El que es profesional no anda tentando ni provocando con que tanto se puede escapar, que tanto puede engañar o burlar el sistema. El que es profesional juega a ser profesional, no a pretender ni a privar serlo.

NO CONFUNDAMOS: El atleta joven no puede nunca confundir su juventud con falta de compromiso. Una vez un atleta firma un bono con una organización de inmediato pasa a estar en la nómina de la misma. No importa que el profesional tenga 17 años o 32, debe asumir los lineamientos por lo cual se rige esa organización. Al supervisor o coordinador no le va a importar el status, situación, temperamento, loqueo, problema, nostalgia o descontrol que pueda tener ese jugador. Para ellos todo el empleado debe ser sometido al protocolo de inducción y nadie estará exonerado de no hacerlo. Quizá algunos pueden tener ciertas concesiones por el tipo de bono que se le dió, pero en general todo el mundo debe pasar por ‘go.’

Jugar al profesional no dará resultado cuando hay tantas cosas de peso en juego. El jugador puede tener un tiempo hábil para ajustarse pero ese tiempo tiene fecha de expiración. Dependiendo de donde se encuentre el jugador, quizás le concedan dos semanas, un mes o dos, o quizá uno o dos días. En este tiempo de postemporada en las Grandes Ligas si algún jugador recibe la llamada para el roster de los 40, no tendrá mucho tiempo para demostrar que es un profesional y que merece la oportunidad. A la temporada regular apenas le quedan 9 días y el profesional tiene que aprovechar todo chance que reciba para mostrar su potencial y alcance. Estos no son días de mostrar dejadez, apatía, locura ni dislocación, sino de mucha sobriedad, ecuanimidad, ‘joseo’ (hustle) y determinación.

No juguemos al profesional, seamos. Trabajar es digno y es el canal que Dios Padre utiliza para desarrollar nuestra riqueza interna. No hay tiempo que perder, y hay mucho por hacer.

DE CORAZÓN: “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres”; Colosenses 3:23 RVR1960

Hasta la próxima.

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