Santo Domingo 23°C/26°C thunderstorm with rain

Suscribete

TRIBUNA ABIERTA

Douglas Bournigal

Avatar del Listín Diario
Dr. Francisco Martínez CabrujaSanto Domingo

Hace un mes asistimos a la triste despedida del Dr. Douglas Bournigal.

Me siento privilegiado por haber contado con la amistad de un ser excepcional como lo fue Douglas.

Nos conocimos cuando, con 17 años, entramos a la UNPHU a estudiar Medicina y ahí nació una amistad que duró hasta hoy.

Douglas brilló y se hizo notar desde el primer día, por su don de gente, su educación y por el trato exquisito con sus compañeros, profesores y con todo el que a él se acercó, cosa que hizo toda su vida; pero sobre todo por una inteligencia prodigiosa y una disciplina que a veces rayaba en lo incomprensible. Sin darse cuenta y sin proponérselo hizo que el grupo fuera mejor, porque ver su ejemplo hacía que hiciéramos las cosas siempre mejor. Douglas no entendió la vida en otra dimensión que no fuera la excelencia, desde estudiante, residente, como cardiólogo, piloto y golfista, y esa excelencia paseó con él hasta el mismísimo día de su partida. Nunca le oí hablar mal de nadie, de las personas solo decía lo mejor.

Cuando la tarde del domingo 19 de agosto, las redes reventaban dando la noticia del accidente, salí despavorido al aeropuerto con la esperanza de que alguien me dijera que no era cierto. Allí estaban Sandra y sus hijos mayores. Con timidez y miedo les pregunté si era cierto que mi amigo había muerto: “sí, Frank, es verdadÖÖ”, fue la escueta respuesta. En ese momento sentí como si todo se paralizara y me pasó una película desde ese primer día en la Universidad cuando nos conocimos hasta el último día que nos vimos. En ese mismo momento sonaba mi teléfono con la llamada de otro compañero, Eduardo Martínez Briceño, quien desde Estados Unidos se enteró del accidente; cuando la di la noticia solo atinó a decir: “por eso te digo que nos veamos más y nos abracemos más, porque no sabemos cuándo nos vamos, ya Douglas se nos fueÖ”.

La partida de Douglas ha sido una pérdida enorme. Un abrazo fuerte a Maricarmen y a todos sus hijos y el recuerdo de un ser excepcional y el orgullo de haber tenido un padre y esposo como fue él.

Querido amigo, te fuiste sin avisar, no nos dejaste darte ese último abrazo. Imagino las veces que soñando despierto te imaginaste tu entrada al cielo, pilotando tu avión, escoltado por ángeles y las puertas abiertas de par en par para recibirte con una fiesta como la que seguro te hicieron, la fiesta que te mereciste por tu buen hacer en la Tierra.

Descansa, amigo querido.

Tags relacionados