Un millonario que nunca llegó

Carlos Alvarez, mientras lanza pitcheos durante un día de practicas en el programa de Basilio Vizcaíno en San Cristóbal.

Carlos Alvarez, mientras lanza pitcheos durante un día de practicas en el programa de Basilio Vizcaíno en San Cristóbal.

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Pedro G. BriceñoSan Cristóbal.

Su firma estremeció la industria del béisbol, con tanta magnitud que su futuro como pelotero, promisorio por demás, se diluyó en esa oleada de falsificaciones de nombre, edad, despidos y demandas que fulminaron su carrera con apenas 28 años.

Carlos Alvarez (ex Esmailyn González cuando en el 2006 acordó con los Nacionales de Washington por 1.4 millones de dólares) es en la actualidad un prematuro entrenador, que instruye en esta ciudad a jóvenes en dos programas de béisbol, uno que dirige Basilio Vizcaíno y el otro por Dey Lluberes.

Hoy día, con 32 años, lanza prácticas, ayuda a desarrollar a jóvenes en el infield, a quienes también educa en el arte de batear y transita por las calles de San Cristóbal, Bani y demás demarcaciones aledañas en busca de buenos prospectos.

Varios de ellos se forman desde ya en los mencionados programas. Mientras Alvarez está sumergido en el retiro, algunos de sus principales compañeros de las Menores como  Ian Desmond, Steven Souza, Derrick Norris, Wilmer Difó, Michael Taylor, así como el lanzador Brad Peacock  disfrutan vde las luces y el glamour que proporcionan las Grandes Ligas.

“Nada, estoy aquí instruyendo a estos jóvenes con Basilio y Lluberes, en lo que sé hacer que es el béisbol, instruyo una buena cantidad de jugadores del cuadro”, expresa un ya adulto Alvarez, quien con más de 30 libras de sobrepeso asiste cada día al estadio Temístocles Metz, de esta ciudad a realizar su faena de instructor.

Un pacto que en el 2006 se ubicó de inmediato entre los mejores para la época, con un jovencito cuya combinación de fortaleza y defensa hicieron a los expertos compararlo con un novel en ciernes con las características de Miguel Tejada y Ozzie Smith, quien cuando viajó por primera vez a Washington fue presentado con “bombos y platillos”, incluso con la presencia del dirigente de los Nacionales para entonces, el inmortal Frank Robinson.

Álvarez: “Queríamos salir de la pobreza extrema” Empero, pronto llegaron los inconvenientes y las nebulosas alrededor de su acuerdo, pues aquel Esmailyn González que en el 2006 firmó con 16 años,  su nombre  rreal era Carlos David Alvarez Lugo y en lugar de 16 eran 19 los años que  tenía.

“Queríamos salir de la pobreza extrema en que nos encontrábamos, mi madre residía justo cerca del río en una casa bien humilde en Villa Majega, perteneciente al poblado de Pizarrete y por eso un primo hizo los arreglos de los papeles para poder firmar, pues varios de los muchachos del sector lo hacían y no tenían inconvenientes”, señala el ex pelotero al Listín Diario, apenado porque este hecho dio al traste con lo que pudo ser una magnífica carrera en el gran circo.

Alvarez admite su gran error, era un camino de doble vía, la pobreza lo llevó a cometer ese hecho.” Quizás si hubiera firmado por 10 mil dólares  estaría en Grandes Ligas y en el otro extremo estaba el hecho de sacar a mi madre del pésimo lugar en que vivíamos”, sostiene.

Lo que provocó este hecho Tras levantarse “el avispero”, luego de las investigaciones realizadas por Nelson Tejada, de Major League Baseball, se desmanteló prácticamente el equipo de operaciones que para entonces existía, integrado por José Rijo, José Báez, Juan Ramón Benhardt, Mel Rojas, Frank Laureano entre otros. Tres días después de ocurrir este hecho, Jim Bowden, gerente general del equipo presentó su renuncia.

Para entonces, se rumoró que 300 mil de los 1.4 millones habían ido a parar a las manos de los firmantes, quien observó como los Nacionales se marcharon de su complejo en la Loma del Sueño. José Báez demandó al equipo, demanda que  ganó y la franquicia también hizo lo mismo con la empresa Westchester Fire Insurance, que era la aseguradora del novel jugador.

Descubrir este caso de falsificaciones obligó a la MLB a endurecer mucho más las reglas en el país, engrandecer y hacer más sofisticado este departamento, hecho que ha provocado que estas se reduzcan casi al mínimo.

“Antes este hecho se veía con frecuencia, pero al parecer mi caso estremeció al béisbol y esto o se ha erradicado”, agrega Alvarez.

Vehículos e inversiones Aunque en sus siete años en las Menores no pudo jugar más allá de Clase A fuerte, Alvarez aún mantiene algunos de los vehículos que adquirió tras su firma, una jeepeta Land Rover, una Cadillac, un carro marca Kia, integran los vehículos que posee. Varios negocios de préstamos, hipotecas casas, además de otros  de bienes raíces, que incluye solares también se cuenta en los capitales que posee.

Sin visado Desde que en el 2009 fue descubierto con nombre y edad falsa, le fue retirado su visado de Estados Unidos  y cada vez que se aproximaban los entrenamientos representaba un gran dilema el volver a recibirlo. “Esto se convirtió en un dolor de cabeza para mí, siempre me integraba tarde a los equipos con los cuales jugaba”, señaló el ex pelotero, cuyas mayores cantidades de turnos se produjeron en el 2008 (181) y al año siguiente tuvo 232 visitas.

“Ahora mismo no tengo visa, cuando la tenía cada vez que arribaba a los aeropuertos me llevaban para el cuartico, en ese proceso de investigación permanecía hasta tres horas”, señala.

De por vida actuó durante siete campañas en las Menores, bateó para .291 (984-286) conectó 54 dobletes, 16 triples y 11 jonrones, remolcó 129 vueltas y se estafó 37 bases. La pelota siempre fue todo para mí, señala Alvarez, a quien un problema de falsificación de identidad lo sacó rápidamente de un sistema en el cual aún haber estado brillando.

Carlos Alvarez responde preguntas a Pedro G. Briceño, del Listín Diario durante un aparte de los entrenamientos en el programa de Basilio Vizcaíno, del cual es uno de sus instructores.

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