MUJERES DE GRANDES LIGAS

El ego

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Carolina Cruz de MartínezSanto Domingo

Manejar fama, poder y dinero enceguece. No importa que tan brillante o torpe, bonito o feo, funcional o disfunciónal sea la persona. El manejo de esos tres elementos hace daño y mucho.

Por la naturaleza de su trabajo hay atletas que se topan con la realidad de manejar esas tres

herramientas. Indefectiblemente corren el riesgo de entumecer sus sentidos al ser expuestos a eso. Todo va muy bien hasta que les toca correr con la “suerte” de toparse con esos tres y entonces hay una realidad llamado ego, que pone las cosas al revés.

El ego humano es un músculo abstracto como cualquier otro del cuerpo que se alimenta para su fortalecimiento. La fama, dinero y poder son su principal fuente de consumo pues de ahí se desprende su razón de ser. El ego utilizará mecanismos implícitos en esos tres elementos para recibir los nutrientes correctos que le permitan crecer. Factores como lenguas lisonjeras (tumba-polvos o lambones) logros (ser firmado o promocionado) posesiones (tenis, carros, iPhones) materia (bonos y contratos) son parte de las proteínas, minerales, vitaminas y carbohidratos que el ego necesita para arropar a quien le da de comer.

Desde muy adentro el ego comienza su fina labor de enceguecer a su portador de lo que realmente tiene valor. Muchos jovencitos desde que se ven con un poco de pechito o vellitos comienzan a darle pompo a su ego, y a distorsionar los consejos qu escuchan de Papa y Mama. Otros jóvenes adultos, un poco mas avanzados en edad también empiezan a sufrir de problemas auditivos, pues son mas dados a escuchar las voces que le dicen “dale pa’alla” y “ahora es que se va a gozar,” que aquellas que le limitan a mantener su enfoque y ya.

La fama, el dinero y el poder no tiene amigos, pues el ego se encarga de seleccionar la compañía que le convenga más. Su portador ni cuenta se da que la atención y admiración esta haciendo que cambie su comportamiento. Muchos empiezan a asumir hábitos nuevos abruptos y repentinos, y otros van cayendo despacito, pero al final si el ego esta recibiendo su alimento se convertirá en amo y señor de su proveedor.

El ego se maneja sigiloso y escondido y se puede disfrazar de cortesía y bondad, como también de rudeza y tosquedad. Hay atletas que se manejan elegante y caballerosamente pero si fueran a abrirle el corazón y la mente se notaría sin vacilar su engrosado ego entronado y engordado. Hay otros que se manejan con rudeza y tosquedad y aunque se venden mal no necesariamente tienen un ego alimentado y amaestrado. La forma puede disfrazar el fondo, pero en un momento determinado ese fondo saldrá.

NO SE DAN CUENTA: Los atletas pocas veces se dan cuenta las libras que tiene su ego pues solamente cuando se les molesta o incómoda es cuando saca sus grasientas garras. Es importantísimo dejar que el ego se muera de hambre y se mantenga anémico y esquelético. Alimentarlo es igual que alimentar un cancer que al final afectará a quien lo porte y todo el entorno familiar y personal. El ego es peligroso, pues es como una enfermedad asintomática que no la sentimos hasta que su efecto se esparce y muchas veces no nos da tiempo a tomar

medidas, hasta que es muy tarde. No es algo que podemos palpar o tocar, pero si podemos notar su presencia pues afea y enferma su víctima hasta el punto de romper su esencia.

“Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida.” Proverbios 4:23 RVR1960. Dejemos que nuestros egos mueran sin alimento, y cuidemos el corazón.

Hasta la próxima.

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