MUJERES DE GRANDES LIGAS
El Mayor Regalo

EL MAYOR REGALO: El recorrido hacia una meta casi nunca se aprecia mientras se va desa-rrollando. A nadie le gusta la parte sacrificial, la parte desgastante, constante, persistente que implica, porque es fuerte integralmente para un ser humano.
Sin embargo cuando se logran metas y se mira hacia atrás, uno puede apreciar su punto de partida y los niveles alcanzados. Es muy valeroso ver como cada etapa de la vida contribuye al conocimiento de uno mismo, a identificar fortalezas y debilidades, virtudes y defectos, aciertos y desaciertos.
El mayor regalo que un ser humano puede llevarse del proceso en el cual se embarca hacia cualquier objetivo es el conocerse uno mismo. El proceso enseña a uno a administrarse inde-pendientemente del resultado. El resultado es una cosa, el proceso es otra.
En el deporte hay muchos buenos deportistas que no llegan a alcanzar la meta máxima de lle-gar a jugar profesional, pero se llevan el mayor regalo: haber aprendido de ellos mismos en el camino.
EL REGALO DE SI MISMO: Hay atletas que no tienen la madurez para entender en el proceso en el que están en el momento, pero más adelante pueden reconocer que fallaron y cometieron errores que no quieren volver a hacer. Ese es el mayor regalo.
Hay unos que tienen desaciertos que provocaron consecuencias remediables, y hoy utilizan sus desavenencias para enseñar a otros como no hacerlo y caer donde ellos cayeron. Ese es el mayor regalo.
Hay muchos que no cuajaron como deportistas activos, pero pudieron identificar en ellos mis-mos otras cualidades que hoy pueden utilizar y canalizar como masajista, terapeutas, coach de bateo, pitcheo, tiro, etc. Ese es el mayor regalo.
El mayor regalo de un deportista es haberse encontrando con diferentes tipos de mentores, tu-tores, coaches, personas valiosas que la vida le ha puesto en el camino, y que le apoyaron en el proceso de encontrarse a sí mismo. Tener personas que edifican, que sostienen, que aunque son difíciles aportan en la formación del carácter es un tesoro preciado. Las relaciones son un tesoro que la vida nos da dentro de los diferentes renglones que nos permite desarrollar y ex-plorar.
PERDERSE A SI MISMO ES PERDER EL REGALO: El mayor regalo de un atleta no es nece-sariamente llegar a jugar en plataformas de alto rendimiento. Hay muchos de los que lo logran que al final de sus carreras no recuerdan quienes eran antes de empezar. Se pierden en el ca-mino, se dejan envolver por el sistema, no fortalecen su identidad, sino que se dejan arropar por todas las seducciones que ven en el recorrido. Esos no se llevaron el mayor regalo, mas bien lo perdieron.
Perderse a si mismo es perder el mayor regalo. El don de jugar un deporte es algo maravilloso, pues es innato, es regalado, es otorgado por el Creador para hacer de ello una buena adminis-tración. Pero he visto muchos atletas que a pesar de tener el don, no han podido comprender que es solo una herramienta para descubrir e identificar el mayor regalo que la vida les ha dado que son ellos mismos.
El mayor regalo que tenemos de parte de Dios es el trabajar para parecernos lo mas posible al diseño original que el pensó de nosotros. No hacemos nada con tener dones, talentos, con pa-sar por la vida como que no hemos pasado, con el conocer personas y no saber como fortale-cer los nexos, con pasar procesos y no sacar lo mejor de ellos. No podemos desperdiciarnos a nosotros mismos, pues habremos perdido la esencia de nuestra existencia.
“Examinadlo todo; retened lo bueno.” 1 Tesalonicenses 5:21.
Hasta la próxima.