PRESENCIA DOMINICANA
Bateador designado
La regla del bateador designado tiene diferentes influencias en la estrategia que aplican los managers en cada una de las Ligas Mayores al aplicarse en un circuito y en otro no. En uno de los aspectos del juego donde más se nota esta discrepancia es en el toque de sacrificio. El año pasado el dirigente que en más ocasiones ordenó una jugada de este tipo en la Nacional fue Ron Roenicke de los Cerveceros con 92 y en la Americana encabezó Terry Francona de los Indios con 58. En la otra cara de esa moneda, John Farrell de los Medias Rojas fue el que menos ordenó esta jugada en el joven circuito con 26, mientras en el viejo Bruce Bochy de los Padres la dictaminó en 53, para ser el que menos lo hizo. Esos números indican que el que menos tocó la bola en la Nacional, Bochy, casi aplicó esa estrategia la misma cantidad que el que más la ordenó en la Americana, Francona. La razón de este tipo de resultado es que al no batear el lanzador, quienes mayoritariamente son una nulidad ofensivamente, aún cuando el noveno hombre en la alineación supuestamente es el más débil con el bate, estos poseen muchas mejores habilidades que aquellos para lograr un batazo favorable.
Contrario a lo que algunos opinan, esta regla no simplifica el trabajo. Un manager regido por el canon del bateador designado, en una determinada situación de posible producción en las entradas finales, con su hombre número nueve al bate, enfrenta más opciones que las que tiene el que no está regido por la señalada regla. Este, ordena el sacrificio del lanzador bateador o saca un bateador emergente, el otro además de esas disyuntivas, agrega que puede dejarlo batear o no, calculando las condiciones de los sustitutos en la banca comparándolas con las destrezas del bateador de turno.
En otro aspecto en el que emerge con mayor volumen la indicada diferencia en ambas Ligas es en el uso del bateador emergente. En la Americana se tomó un promedio de 112 veces esta decisión y en la Nacional 258. La diferencia es abismal. Clint Hurdle de los Piratas sacó un hombre de la cueva a batear por otro en 322 ocasiones para encabezar su circuito, mientras el líder en la Americana fue John Gibbons con los Azulejos que hizo esto 202 veces.
Una parte destacada en la que hubo concordancia, aún con la señalada diferencia reglamentaria fue en el uso de los lanzadores de relevo. En el joven circuito se utilizaron un promedio de 481 lanzadores de relevo por 162 juegos por equipo, equivalente a 2.9 relevista por equipo en cada partido y en la Nacional 482, derivaciones idénticas.
Esos resultados avivan varias reflexiones, la más evidente es que en la actualidad se está aplicando un estilo de juego, en el que principalmente, se utilizan los óptimos recursos disponibles con el objetivo de presentar el mejor espectáculo posible.