TRIBUNA ABIERTA
El deporte cuando sale de lo ordinario
El Super Bowl, la Serie del Caribe y el Juego de Estrellas de la NBA. Fútbol americano, béisbol y baloncesto. Para estos tres deportes, tres eventos que hemos visto recientemente que se constituyen en acontecimientos extraordinarios que buscan proveer a sus seguidores una experiencia que se salga de lo regular. Y es que de la misma forma que tiendas, restaurantes y todo tipo de negocios realizan constantemente promociones especiales para atraer la atención de sus clientes, el deporte apela a la grandiosidad para escapar de la rutina y la normalidad. Las empresas y las marcas, incluidas las deportivas, no pueden tener un comportamiento estático, lineal y monótono siempre. Necesitan proponer de vez en vez un extra que rompa con lo común del día a día, para hacer ruido, crear expectativas e incrementar el interés, con el fin último de generar beneficios. La celebración de juegos, series o torneos especiales se presta para echar a andar una maquinaria comunicacional, mercadológica y comercial que permite extender el alcance e impacto de un determinado deporte a niveles mayores que los habituales. Para la National Football League (NFL), el Super Bowl representa la gallina de los huevos de oro. Todo lo que sucede alrededor de este evento tiene dimensiones colosales. Así lo revelan algunas cifras de la edición del 2015: la cuña publicitaria de 30 segundos costó US$4.5 millones; se estableció un record de 114.4 millones de espectadores; 65 millones de personas conversaron sobre el tema en Facebook, mientras que Twitter reportó que hubo 28,4 millones de tweets. En la NBA, el Juego de Estrellas es mucho más que un juego, es un espectáculo que dura todo un fin de semana lleno de las más variadas actividades: competencia de donqueos, de tiros de tres, de habilidades, participación de viejas glorias, presentaciones artísticas, entre otras. Esto provoca el entusiasmo del público que llena las canchas, compra los souvenirs y se pega a los medios electrónicos. La Serie del Caribe se erige también como un suceso que lleva al deporte, en este caso al béisbol de nuestra región, a una magnitud de mayor envergadura. Este certamen propicia la movilización de miles de turistas, la compra y venta de los derechos de transmisión y la unificación de los fanáticos de los países participantes. Estos tres eventos son solo una muestra. A todas las escalas hay ejemplos de más para demostrar que en lo deportivo también se vale, y se necesita, magnificar lo que se ofrece, engalanado los escenarios para diversificar la vivencia de quienes lo consumen.