PRESENCIA DOMINICANA...
Golpear donde duele
Mientras las Grandes Ligas no sancionen a los jugadores que violen las reglas contra el dopaje por donde más les duele, el bolsillo, no podrán controlar esa situación que evidentemente no logran dominar. La cantidad de dinero envuelta en esos niveles del béisbol permite muchas cosas, incluyendo lograr sustancias que eviten la detección de los anabólicos. Conseguir colocar buenos números en el historial del jugador para sobre esa base conseguir un contrato a largo plazo y luego reducir el rendimiento por dejar de doparse constituye una especie de delito. Por eso se ha señalado que con mayor frecuencia los gerentes de los equipos están acordando contratos de largo plazo y sumas fabulosas con jugadores por las hazañas logradas, cuando debía de ser por las que podrían concretar en el futuro. En ese sentido el caso de los Angelinos es patético. Uno de los obstáculos que los altos ejecutivos de las Ligas Mayores tienen para castigar con anular el contrato del atleta infractor y así efectuar un rígido control de anti dopaje es el poderoso sindicato de los jugadores, aunque de alguna manera recientemente han surgido síntomas que indican la flexibilización de esas posiciones quizás motivados a que la situación puede degenerar en mucho daño para la actividad afectando todos los intereses. Hasta ahora el público ha mantenido el respaldo al espectáculo a pesar de los escándalos, pero el mercado es veleidoso y nadie está en capacidad de prever un cambio en esa actitud. Dentro de todo el embrollo que ha surgido recientemente resaltan las declaraciones de la máxima autoridad de Grandes Ligas, el comisionado Bud Selig, donde señaló que el béisbol es un deporte limpio de esteroides. Dudar del talento de este señor sería una osadía, pues para alcanzar la posición que ostenta se necesita de este, cargo al cual fue elegido unánimemente por sus colegas. Además de que procede de escenarios exitosos en el campo de los negocios privados, incluyendo ser el mentor de retornar el béisbol a Milwaukee luego que los Bravos abandonaron esa plaza para mudarse a Atlanta al encabezar el grupo que adquirió a los quebrados Pilotos de Seattle en 1970. No obstante la historia está llena de personajes que basados en una feroz iniciativa llegan a una posición cimera donde al tomar decisiones inducen el curso de los acontecimientos. En ese tenor me viene a la memoria el Mariscal Grouchy, el hombre que por no desobedecer las órdenes de Napoleón a pesar de la certeza de los acontecimientos el Gran Corso fue derrotado en Waterloo. Hoy la sociedad fuera otra si hubiese ocurrido lo contrario.