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Día cero

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Carlos José LugoSanto Domingo

Visto a 48 horas de distancia, el juego que puso fin a la temporada de los Tigres del Licey fue un apropiado microcosmos de lo que fue su temporada. Un grupo de piezas que no encajaban ñfruto de la circunstancias, fruto de decisiones que pudieron ser mejoresñ conspiraron para que el Licey se derrotara a sí mismo en esta reciente batalla ante su más encarnizado rival. A tres años de su último campeonato ñque en el calendario de los liceístas equivalen a décadasñ es tiempo que los Tigres, a lo interno, empiecen a mirarse con ojos críticos. Un espejo en el que debe verse el Licey, para evitar correr la misma suerte, son los Leones del Escogido post-1992. Los Leones ganaron cuatro campeonatos en cinco años, asistiendo a cinco finales sucesivas, con un sólido núcleo de jugadores que permaneció junto por más de un lustro. El Escogido cayó entonces en una peligrosa espiral de malas decisiones, magnificada por una evaluación inadecuada de sus propios jugadores. La gerencia de los Leones perdió de vista las razones por las que se ganaban los juegos en la Liga Dominicana, y simplemente prefirieron creer que sus jugadores eran los mejores, cosa que no era realmente cierta. Lo que ocurrió es que ñquizá de forma accidental, quizá fruto del diseñoñ las Águilas Cibaeñas y el Licey empezaron a entender mejor esas fórmulas que el Escogido se negaba a ver. Allí empezó entonces el festival de cambios de managers, luego gerentes generales y hasta dueños, con exactamente los mismos resultados. Pero el proceso de introspección y cambios necesarios nunca se produjo en el Escogido de manera orgánica. Sólo hasta llegar la administración actual. El Licey, volviendo a la idea del inicio, debe estar desde este preciso momento, planeando los primeros pasos de esa introspección que el Escogido de entonces no tuvo. Es muy fácil concluir y personalizar en Fernando Ravelo los tropezones recientes, pero las oficinas de operaciones de béisbol de los equipos funcionan ya de una manera diferente, y muy integrada. La responsabilidad de poner en el terreno un equipo como el que terminó, es de muchos ñhasta me incluyo sin deber hacerloñ porque sencillamente evaluamos de manera equivocada el talento en el terreno. Para fines de que quede en la historia, si yo fuera parte de la directiva del Licey, o me preguntaran mi opinión de que debe hacerse, mi primera sugerencia sería la creación de procesos internos que permitan una toma de decisiones más efectiva. El béisbol es mucho más sofisticado y complejo de lo que parece, y si usted no tiene una estructura que responda de manera acorde a ese grado de sofisticación, irremediablemente va a ser derrotado por los otros. Dicho proceso podría ser algo que inicie con la pregunta siguiente: 1. ¿Cómo se ganan partidos en esta liga? La pregunta suena tonta, pero es fundamental. Existe una forma de ganar partidos en esta liga de manera consistente, si evaluamos de manera correcta el contexto de la misma. La pregunta no es difícil de analizar y encontrarle respuestas, y el segundo paso es definir una serie de principios de “¿Cómo ganar partidos en la Liga Dominicana?”. 2. Crear una filosofía organizacional alrededor de esos principios. Si usted determinó que en la liga lo fundamental es jugar buena defensa y tener velocidad en el terreno ñsolo un ejemplo, esto no es necesariamente ciertoñ aplique esa filosofía a todos los aspectos que envuelven sus operaciones de béisbol. 3. Definir el tipo de jugadores que se ajusten a esa filosofía y principios. Scoutear, evaluar y dar seguimiento de manera continua durante la temporada muerta a los jugadores (importados posibles y nativos) que la organización identifique como posibles blanco de adquisiciones. Estudiar sus estadísticas y reportes de escuchas para tener la evaluación más real posible del nivel de talento del jugador. 4. Diseñar un método para establecer una “Escala de Probabilidad” de la esperada disponibilidad de dicho jugador para la organización durante las diversas etapas de la temporada. 5. Definir el tipo de manager que se ajuste a la filosofía “dentro y fuera” del terreno definida por la organización. Si la respuesta a la pregunta inicial fue que en esta liga se gana con hombres que puedan embasarse y conecten extrabases, lo mas apropiado sería traer un manager como Earl Weaver y no aparecerse con Gene Mauch, por ejemplo. Una desconexión entre gerencia y manager en términos tácticos y estratégicos en el terreno, es un augurio de pobres resultados. Una vez definido esto, iniciar entonces un proceso de búsqueda y evaluación de posibles candidatos, y elaborar una lista de los “preferibles” de acuerdo a este proceso. 6. Una vez la temporada se aproxime e inicie, evaluar de manera constante el desempeño de los jugadores, de manera objetiva, con una combinación balanceada de scouteo y datos estadísticos. Al mismo tiempo, evaluar jugadores ñde nuevo, objetivamente y fruto de un procesoñ que estén participando en otras ligas de invierno, e identificar posibles blancos de adquisición que suplan una necesidad del club, comparándolos incluso con la lista de jugadores previamente creada en la temporada muerta. De nuevo, estableciendo una “probabilidad de disponibilidad/adquisición” de acuerdo a las posibilidades del equipo para el cual ese pelotero juega en el momento. 7. Mantenerse fiel a los principios de construcción del roster que se definieron en el primer punto. Evitar, en la medida de lo posible, el despliegue desordenado de talento en el terreno. No intentar jugar juntas piezas que no encajan. Al final, la ganancia neta en carreras resultante de este tipo de estrategia, es generalmente negativa. El Licey de los últimos días del Round Robin es una prueba viviente de ello. Esa en síntesis es mi humilde opinión sobre el Licey y el futuro porvenir. Posiblemente las cosas en realidad estén bien y necesiten pocos arreglos, pero creo que hoy, para el Licey es el “día cero” y es bueno aprender de la experiencia y tratar de crecer a partir de la misma.

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