CON LOS CAMPEONES
Impedimentos a jugadores están haciendo daño al béisbol dominicano
El torneo de béisbol profesional dominicano ha dado un giro de 180 grados, en cuanto a la calidad del evento que actualmente se le brinda al fanático que asiste a los diferentes parques, principalmente al estadio Quisqueya, respecto a una época no muy lejana. El público disfruta cada partido con actividades extra deportivas y cada jornada ofrece un rico contenido de entretenimiento, convirtiendo el juego de pelota en un espectáculo diseñado para toda la familia. Todo esto es el resultado de cuantiosas inversiones por parte de los principales accionistas de las diferentes franquicias, quienes han entendido la necesidad de cambiar la cara, de lo que hace un tiempo atrás, fue un certamen con muchas deficiencias en su montaje y desarrollo. Todavía quedan asuntos pendientes, que están en carpeta para ser mejorados, pero nadie puede negar que el avance experimentado ha sido altamente positivo. ContradicciónTraigo esto a colación, porque resulta contradictorio que mientras los directivos de los diferentes equipos están trabajando sin descanso y sin escatimar recursos económicos para organizar un campeonato con elevados estándares de calidad, las organizaciones de las Grandes Ligas estén poniendo tantas trabas a la participación de sus jugadores en los campeonatos locales. En tanto todas las exigencias planteadas por la Oficina del Comisionado de Major League Baseball han sido satisfechas por los clubes de la liga dominicana, las franquicias continúan ignorando la importancia de nuestro béisbol y haciendo caso omiso a esos ingentes esfuerzos por presentar un evento al más alto nivel. Se ha cumplido con MLBSe han remozado los camerinos, haciéndolos más cómodos para los peloteros, los campos de juego se mantienen en magníficas condiciones, el alumbrado cumple con todos los estándares, las paredes están debidamente acolchadas, los bullpens cumplen con los requerimientos preestablecidos, en fin, cada detalle que los representantes de la MLB han reclamado para que sus jugadores puedan disfrutar de un ambiente confortable y seguro, ha sido satisfecho. Sin embargo, a pesar de que se han cumplido con todas sus condiciones, la respuesta de las organizaciones ha sido de irrespeto y de desdén a hacia la pelota criolla. En la ligas caribeñasY no crean que esto ocurra solamente aquí, puesto que la misma situación se está viviendo en las demás ligas otoño-invernales, donde los fanáticos se ven privados de ver en acción, no sólo a sus estrellas de Grandes Ligas, sino a los jóvenes prospectos. No han valido reuniones y más reuniones de los representantes de la Confederación del Caribe con las autoridades de MLB, pues el famoso Acuerdo de las Ligas Invernales (WBA, por sus siglas en inglés) es cada vez más inflexible y los obstáculos para que los peloteros que pertenecen al llamado béisbol organizado de los Estados Unidos van en aumento de un año a otro, sin que existan manifestaciones de que ese panorama pueda cambiar en un futuro cercano. ImpotenciaEl asunto ha llegado a un nivel tal, que los gerentes generales han tenido que convertirse en verdaderos magos de la estrategia, para poder conformar un equipo competitivo. Antes, los técnicos se preocupaban por realizar las contrataciones correctas de jugadores importados y buscar los sustitutos de los refuerzos que no daban la talla. Ahora, la prioridad es diligenciar los permisos de aquellos peloteros nativos que tienen impedimento de jugar, por caer dentro del acápite de la nefasta “Fatiga Extrema”, artilugio creado por la gente de MLB para supuestamente “proteger” la inversión que hacen en la contratación y desarrollo de los beisbolistas criollos. Manos atadasY luego de que se ha conseguido esa autorización, deben hacer malabares para que el jugador pueda ver acción la mayor cantidad de tiempo posible, cumpliendo con una gran cantidad de condiciones, que se agravan en el caso de los lanzadores. No es posible que un equipo, en su mejor momento se desmorone como un castillo de naipes y vea reducidas al mínimo sus posibilidades de avanzar a una siguiente ronda o de ganar el campeonato, porque una franquicia “pare” a uno o dos jugadores con el propósito de preservarlo para la próxima temporada. Eso no puede ser y de alguna manera habrá que buscarle una solución a este espinoso asunto.