Los Yanquis tratan de encontrar buen camino

Abajo por una carrera. Parte baja del noveno inning. La pantalla gigante del Yankee Stadium empieza a proyectar un recuento de los partidos que el equipo local ganó en su último turno al bate en 2009, la temporada que conquistó la Serie Mundial tras una “sequía” de ocho años. De repente, el estadio despertó con la certeza de su afición que los Yanquis iban a remontar ante Toronto el martes de esta semana. Fue como una película repetida, con el desenlace que todos esperaban. Luego que Brett Gardner falló con un elevado ante el relevista Frank Francisco, Jorge Posada conectó un doble por el jardín derecho. Sí, el mismo Posada que hace un par de semanas fue el centro de la polémica al pedir ser sacado de la alineación de un partido contra Boston cuando el puertorriqueño vio que el manager Joe Girardi lo tenía noveno en el orden ofensivo. La recepción en el estadio fue única, gente de pie coreando a Posada y delirando una vez que empalmó su batazo. Posada, en cualquier sentido, es un jugador que está quemando sus últimos cartuchos en las Grandes Ligas, uno que trata de asimilar su nuevo papel de bateador designado o en esa noche como emergente.