TOQUES
Reformemos la Ley Olímpica
Aunque luce simpática la advertencia del Comité Olímpico Dominicano frente a la decisión de algunas federaciones de asignar sueldos a miembros directivos, incluido sus presidentes, de que es contrario a la Ley y la Carta Olímpica, estoy en desacuerdo con lo establecido. A la vez, invito a las Federaciones Deportivas Nacionales, a preparar un proyecto que reformule la Ley 122-05 en su artículo 9, párrafo único, que establece: “Ninguna persona miembro de las juntas o consejos de dirección pueden recibir remuneración económica por esa calidad”. Esto deben hacerlo los federados porque los tiempos han cambiado y la mayoría de dirigentes deportivos se ven en la obligación de trabajar a tiempo completo en sus organismos a favor del atleta dominicano. La asignación de un salario entre 40 y 60 mil pesos mensuales no es nada del otro mundo, para una persona que trabaja de sol a sol a favor de una causa noble. Hay dirigentes federados que son profesionales en distintas áreas y combinan su oficio con el trabajo deportivo, pero otros tantos no lo son y se pasan 15 y 20 horas diarias, todos los días en oficinas y canchas laborando a favor de una entidad. Otros están mucho más complicados, pues residen en ciudades del interior y tienen que viajar durante tres o cuatro días a la capital, cuyos gastos en oportunidades, no todos los cubre la federación. Esto es sencillamente ilógico. Ese ser humano, llámese Presidente o Secretario de una federación deportiva, tiene dependientes y necesita que sea el Estado quien provea los fondos económicos del sostenimiento y de la salud de esa familia. La prohibición que también hace la Carta Olímpica en su norma número 29, ordinal 1.6, cuando señala: “Los miembros de un Comité Olímpico Nacional, a excepción del personal administrativo profesional, no aceptarán ningún tipo de compensación o de gratificación por los servicios que cumplan en función de su cargo. Se le puede reembolsar sus gastos de transporte y alojamiento, así como gastos justificados realizados con sus funciones”, también es obsoleta y necesariamente tiene que ser objeto de modificaciones. El que un hombre o mujer que trabaja sin descanso a favor de la juventud deportiva dominicana tenga un salario y seguro médico, en nada afecta los valores éticos de nuestra sociedad. Peor es que por necesidad, ese dirigente deportivo tenga que ponerse una careta y buscar otras vías para cubrir sus gastos, porque pasa todo el tiempo organizando y trabajando sin tener de dónde sacar los recursos que necesita una familia para alimentación, educación, salud y recreación. Me inscribo y tiro la primera piedra sin esconder la mano, a favor de los federados a quienes reitero que preparen un proyecto que reforme la Ley 122-05 y la Carta Olímpica en su norma número 29, ordinal 1.6, las que prohíben obtener un salario fijo por la labor que realizan a favor del deporte. La amistadMuy joven y a través del periodista Juan A, Mendoza, conocí, compartí y logré una estrecha amistad, con un selecto grupo de ex jugadores del béisbol profesional de Puerto Rico, que en la ciudad de Ponce, tenían un equipo de softbol y en ocasiones viajaron a Santiago de los Caballeros y sostuvieron intercambios con la Asociación de Cronistas Deportivos. Entre ellos estaban don Francisco Pancho Cohimbre, Luís Villodas, Isidoro García, Luis Peyot y Emilio (Millito) Navarro, quien hace unos días murió en Ponce, a la edad de 105 años. Esos intercambios deportivos que organizaba Juan Mendoza, a través de la Asociación de Cronistas Deportivos de Santiago, (ACDS), fueron extraordinarios y estrecharon tanto la amistad entre los dos pueblos que involucraron las autoridades municipales, quienes cuyas salas capitulares, resolutaron que una calle de Santiago de los Caballeros, lleve el nombre de la ciudad de Ponce y una céntrica avenida de esta última se denomina Santiago.. Mi amistad con esos hombres es inolvidable y recuerdo que mis hijos estando pequeños llegaron a vacacionar en Ponce, en la residencia de Cohímbre. Recuerdo a Millito Navarro como el primer día y aprovecho la oportunidad para unirme al dolor de sus familiares y de la sociedad ponceña por su sentido fallecimiento. Me quedé con la costumbre de ir a Ponce, donde mantengo estrechas amistades y un día de estos volveré y visitaré a los familiares de ese gran puertorriqueño, quien vistió las franelas de los Leones de Ponce, Leones del Escogido, los Yankees de Nueva York, de Patillas y de los Cubans Stars, equipo con el que jugó en las Ligas Negras del Este en el 1928, siendo el primer boricua que lo hizo. ¡Descansa en paz caballero del béisbol!