CARTAS AL EDITOR
Un país en el mismo trayecto del béisbol
Destaca RD sea sede del Pabellón de Béisbol Latino
Durante la primera ceremonia del Pabellón de la Fama del béisbol latino tuve el enorme privilegio de no sólo ser el representante del “Inmortal”, Martin Dihigo, sino dentro de esas felices coincidencias participar como periodista e historiador de un suceso que penetró a los anales del deporte por derecho propio. La creación de este recinto sagrado para los peloteros latinoamericanos era algo que resultaba inevitable y justo. En 1996 en un comentario que escribí en México para la agencia Notimex lo recordaba “El auge triunfal de los jugadores de béisbol latinoamericanos en Grandes Ligas obliga a periodistas, directivos, empresarios y aficionados a que sumen esfuerzos por la creación de un salón de la fama latino en este siglo”. Aquella sugerencia periodística no surtió ningún efecto en tierra azteca a pesar de ser México un país con un pasado beisbolero envidiable donde sin lugar a dudas se inició el crecimiento del jugador latinoamericano. Nadie en la América Latina beisbolera se entusiasmó en todos estos años por la creación de la casa de los inmortales del béisbol, solo un “pequeño país colocado en el trayecto del sol”: República Dominicana. Y no crean que el azar o el capricho determinaron que fuera esta pequeña isla el país que acoja a partir de este momento a las personalidades más destacadas del deporte de las bolas y los strikes. Nada de eso. En República Dominicana el béisbol es algo más que un deporte, es pasión, compromiso, ritmo, en fin: la propia vida. La palabra béisbol en este país tiene otro sonido, otra dimensión y por eso es que no solo merecen poseer el salón de la fama, sino lo tienen por derecho propio. Un espacio A partir de ahora, gracias a República Dominicana, hay un espacio abierto para recuperar en la memoria de las actuales y venideras generaciones a las grandes figuras del béisbol latinoamericano, tanto los que jugaron y aun lo hacen en Grandes Ligas, así como quienes no llegaron por el color de su piel negra. Será una tarea satisfactoria que demostrará la calidad histórica de la disciplina dentro de esta región. Volver la mirada hacia atrás y homenajear a nuestros héroes del ayer reafirmará el orgullo de nuestros orígenes, porque como apuntilló el escritor inglés Oscar Wilde: “el hombre que no se preocupa de su pasado merece no tener porvenir”. Poseer un local donde los niños, aficionados o quienes no conozcan como surgió el esplendor del actual béisbol latinoamericano, ofrecerá una necesaria compensación a esos veteranos que no alcanzaron la televisión, ni la mercadotecnia publicitaria de hoy en día. No soy indiscreto al decir que cada uno de los homenajeados de esta primera ceremonia estuvieron más que complacidos en que la meca del béisbol latinoamericano, el santuario donde residan nuestras grandes figuras sea República Dominicana, la cual a partir de ahora, parafraseando al gran poeta Pedro Mir, será un país colocado en el mismo trayecto del béisbol.