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CON LOS CAMPEONES

Felipe se merecía otra despedida

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Mario Emilio GuerreroSanto Domingo

Es casi seguro que Felipe Rojas Alou haya registrado, en el Clásico Mundial de Béisbol 2009, su última actuación como mánager. El propio Rojas Alou lo dijo en la rueda de prensa que se celebró en el estadio Hiram Bithorn, luego de que el seleccionado de República Dominicana perdiera el martes pasado ante el representativo de Holanda, para quedar eliminado en la primera ronda del certamen: “es muy probable que jamás vuelva a desempeñar el rol de dirigente después de este evento”. Rojas Alou es, sin dudas, una de las grandes figuras del béisbol dominicano de todos los tiempos y muchos coincidimos en destacar, que su designación al frente de la escuadra quisqueyana serviría de colofón a la brillante trayectoria, que en el plano personal y profesional, ha desplegado este extraordinario ser humano por más de 50 décadas. El nombramiento de Felipe como capataz del seleccionado criollo fue un homenaje a su brillante hoja de servicios al país y haber contado con él, fue un privilegio del que todos los dominicanos debemos sentirnos orgullosos. Pero, en estos momentos surge una pregunta obligada: ¿se merecía Felipe Rojas Alou una despedida tan indecorosa? Claro que no. Este icono del deporte dominicano y su equipo debieron correr una mejor suerte, sin embargo las deserciones de jugadores y los impedimentos puestos por las diferentes organizaciones de las Grandes Ligas a muchos peloteros importantes, trajo como consecuencia que el conjunto que se pudo en manos de Felipe, no estuviera ni cerca de ser la maquinaria que todos soñamos. No obstante, el prestigio y la integridad de este hombre siguen intactos y ni siquiera el sonado fracaso del equipo quisqueyano en el Clásico, podrá empañar una trayectoria colmada de episodios estelares. El comité técnicoPara la conformación del equipo dominicano que compitió en el Segundo Clásico Mundial de Béisbol, el Comité Gestor, liderado por Leonardo Matos Berrido y Tito Pereyra, designó otra vez al ex-jugador de Grandes Ligas, Stanley Javier, como gerente general. Un compromiso enorme que Javier, como ocurrió en 2006, asumió con gran responsabilidad y dedicación. Stanley de nuevo se rodeó de conocidos y exitosos hombres de béisbol, como Junior Noboa y Winston Llenas, quienes igualmente se entregaron en cuerpo y alma a la estructuración del colectivo criollo. Durante casi dos años de ardua labor, estos tres hombres recibieron un gran apoyo logístico, por parte de Fernando Ravelo, quien fungió como secretario de Viajes y Rafael Mateo, asistente de Stanley. Hubo muchas otras personas que trabajaron por el éxito del equipo dominicano en 2009, sin embargo, ese quinteto fue que cargó con las mayores responsabilidades y supo cumplir a cabalidad con la tarea encomendada. Ellos estructuraron un buen conjunto, el mejor posible dentro de un sinnúmero de circunstancias adversas. Un equipo integrado por aquellos que sí honraron la palabra empeñada y antepusieron el interés nacional por el personal. Aquellos que firmaron la carta de intención y luego se negaron a jugar, presentando múltiples excusas (algunos hasta alegaron que no fueron contactados, pero cobraron las dietas en los entrenamientos del clausurado open camp), que carguen ahora con su cuota de responsabilidad por la temprana salida del equipo en el Clásico y que el país se lo tome en cuenta. Por su puesto, hubo quienes tenían justificaciones válidas para no vestir el uniforme tricolor, pero eso son los menos. El Comité Gestor hizo su parte, no busquemos culpables donde no los hay. Lamentablemente los jugadores no pudieron ejecutar en el terreno y cayeron vencidos en gran medida por las características de una disciplina como el béisbol, en que contrario al fútbol o al baloncesto, un equipo débil puede raramente vencer a uno superior. Si no me creen, pregúntele a puertorriqueños y venezolanos, que en partidos ante Holanda tuvieron que sufrir para poder ganar. ReconocimientoEn mi opinión, los peloteros y entrenadores que dieron la cara por República Dominicana y asumieron el reto de defender los colores de nuestra bandera, merecen el respeto y el reconocimiento de la nación. Ellos dijeron presente, sin importar contratos millonarios o una posición por ganar o defender. Con la misma vehemencia que hoy el pueblo condena a los desertores, así mismo debe honrar a los que se mantuvieron firmes a la hora de representar al país, a pesar de las presiones y los múltiples obstáculos. (Una muestra fehaciente de lo que es el juego de pelota, se vio ayer en el partido de Venezuela y Holanda. Los venezolanos ganaron 3-1, pero apenas conectaron tres hits (un triple y dos jonrones). Los europeos pisaron el plato una sola vez, sin embargo batearon 5 imparables y dejaron más corredores en circulación que sus rivales. En el último encuentro contra Holanda, Hanley Ramírez conectó dos batazos, que en Miami hubieran sido cuadrangulares y que no salieron del parque por la fuerte brisa que esa noche sopló en el Hiram Birthorn. Si uno de esos batazos de Ramírez hubiera sido jonrón, hoy estuviéramos en Miami y no lamentándonos de las derrotas. Pero, como los que sí se fueron del otro lado de la cerca fueron los conectados por los venezolanos, hoy Luis Sojo y los directivos de su país son unos genios. Cosas del Béisbol, señores).

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