El imperativo de una Policía Migratoria Especializada

Los recientes operativos masivos de repatriación de migrantes haitianos han sido, más que una respuesta coyuntural, una prueba reveladora para nuestro sistema migratorio.

Las cifras sin precedentes alcanzadas desde octubre pasado, en el esfuerzo por cumplir metas ambiciosas, demuestran tanto la determinación como los límites de la Dirección General de Migración (DGM).

La realidad es cruda: la DGM se ha visto obligada a acelerar el adiestramiento de personal calificado, a contrarreloj en tareas complejas de inteligencia, interdicción, reclusión y deportación.

Este esfuerzo titánico, aunque necesario, expone una fragilidad estructural.

La experiencia acumulada en estos meses grita una verdad ineludible: el modelo actual es insuficiente y reactivo y requiere un punto de inflexión.

La intervención recurrente de policías nacionales o municipales en operativos migratorios, actuando al margen de la DGM, no es solo un signo de descoordinación; es un síntoma de vacío institucional.

Esta dispersión de esfuerzos diluye responsabilidades, genera riesgos legales y operativos, y socava la necesaria especialización que exige el delicado manejo migratorio.

Es hora de escalar estratégicamente. Es imperativo crear, por ley, una Policía Migratoria Especializada.

Este cuerpo único, con mandato claro y recursos propios, debe asumir la responsabilidad integral en la materia: desde la persecución e inteligencia proactiva hasta la detención, procesamiento judicial y deportación de quienes violen nuestras leyes migratorias.

La experiencia reciente no solo muestra la urgencia del problema migratorio; revela la necesidad imperiosa de una solución institucional robusta y permanente.

La creación de una Policía Migratoria Especializada no es una opción entre muchas.

Es el paso lógico, necesario y estratégico para dotar a la República Dominicana de la herramienta profesional que exige el complejo desafío migratorio del siglo XXI.

El momento de legislar y actuar es ahora.