La incompetencia rompe sus moldes

El Listín Diario lleva dos días solicitando a las autoridades las estadísticas sobre las muertes por accidentes de tránsito en los primeros dos meses de este año.

Esta demanda surge a partir de un informe que menciona más de 14,000 lesionados, lo que, de manera lógica, lleva a suponer que las cifras de muertes también deben ser altas.

Sin embargo, tanto la Dirección General de Seguridad de Tránsito y Transporte Terrestre (Digesett) como el Instituto Nacional de Tránsito y Transporte Terrestre (Intrant) se han mostrado incapaces de proporcionar esa información.

Lo que resulta particularmente alarmante no es la falta de estadísticas, sino la respuesta evasiva de las instituciones.

En uno de los casos, se argumentó que las cifras se publican trimestralmente a través de un observatorio.

Pero esa no es la cuestión.

El interés del Listín Diario, y por ende de la sociedad, es obtener datos inmediatos, conocer la magnitud del problema a medida que sucede, no esperar a que transcurra un trimestre completo para ser informados.

Este tipo de anomia institucional, en la que las entidades públicas se muestran renuentes a brindar información de interés público de manera oportuna, es una señal de alarma que evidencia la incompetencia de estos organismos.

Al no tener las estadísticas actualizadas o accesibles a los medios de comunicación, queda claro que la capacidad de estas instituciones para gestionar información crucial esta quebrantada.

El problema no es la recopilación de los datos, sino la falta de voluntad o la ineficiencia administrativa para proporcionarlos en tiempo y forma.

Ante esta situación, surge una pregunta válida: ¿a quién le corresponde brindar esta información?

¿Debemos recurrir al Presidente de la República, quien tiene agendas más que colmadas, para que ordene que nos ofrezcan estos datos?

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