Reflexiones del director

Cómo ha cambiado el consumo de las noticias

En el ecosistema informativo actual, convivimos con dos grandes “targets” o grupos de interés: los lectores y los consumidores. 

A pesar de que ambos buscan información, lo hacen de maneras bastante diferentes.

Dependiendo de si estamos hablando de textos o productos audiovisuales, y también de la generación a la que pertenezcan, los hábitos de consumo varían mucho.

Antes de la revolución digital que nos trajo todo el universo online, teníamos a los lectores tradicionales, los que consumían las noticias impresas en los periódicos.

Luego, con la llegada de la radio y la televisión, se sumaron los oyentes y televidentes que no solo buscaban noticias, sino que también se interesaban por contenidos como novelas, música, películas y programas en vivo.

Con la llegada de los multimedios y la tecnología digital, el panorama se amplió aún más.

Nació una generación que accede a fuentes de información híbridas y sus hábitos de consumo son totalmente diferentes.

Hoy, el gran número de personas que consume contenido ya no se limita a los “lectores” tradicionales. Ahora hablamos de “usuarios” o “consumidores” de información en múltiples formatos.

Lo interesante es que, mientras antes las noticias que publicaban los periódicos tenían una vida útil bastante limitada, hoy día las noticias pasan por un proceso continuo de reciclaje y adaptación.

Su nivel de credibilidad y aceptación depende del grupo al que estén llegando: los lectores tradicionales de siempre o los nuevos usuarios que acceden a plataformas digitales.

Y aquí es donde entran las diferencias generacionales.

Según el grupo de edad o la generación, los criterios para valorar la veracidad o utilidad de las noticias cambian.

Los adultos mayores, por ejemplo, prefieren ser informados por unos pocos medios de comunicación en los que confían, mientras que los jóvenes adoptan una postura mucho más activa.

Combinan fuentes tradicionales con redes sociales y hasta con conversaciones informales, según estudios sobre la manera en que distintos grupos perciben y valoran las noticias.

Ambos grupos, por supuesto, miden de forma distinta aspectos como la imparcialidad o la transparencia de los medios.

Mientras que los mayores valoran la confianza en unos pocos medios, los más jóvenes tienen una relación más fluida con la información, priorizando la diversidad de fuentes más que la comprobada confiabilidad de estas.

Prefieren contenidos que sean útiles o entretenidos, y no tanto las noticias que consideran perturbadoras, aunque sean verídicas y no manipuladas.

Esto nos lleva a una conclusión importante: cuando hablamos de la confiabilidad de la prensa frente a las plataformas digitales o redes sociales, tenemos que tener en cuenta que cada grupo valora la información desde diferentes ángulos.

Las prioridades son distintas, y cada “target” tiene sus propios prismas de valoración que influyen en cómo se perciben las noticias en el escenario moderno.

Con este enfoque deseo llamar la atención de mis colegas periodistas para que comprendan cómo el consumo de información ha cambiado con el tiempo, cómo cada generación tiene su propia forma de interactuar con las noticias y cómo estos cambios deben ser tomados en cuenta a la hora de producir y consumir contenidos.

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