Homenaje a un ícono
Más que un exitoso capitán de empresas, don José Luis Corripio Estrada (Pepín) es un humanista que todavía apuesta a la cultura de los valores humanos como soporte del progreso de una sociedad.
Para él, la riqueza cultural del país se parangona a la de los emblemas patrios porque en ella está sintetizada la esencia del ser dominicano, sus capacidades, sus costumbres, todos sus rasgos distintivos como ciudadanos.
Defender esa idiosincrasia frente a las tendencias desnaturalizadoras ha sido, a todas luces, la razón por la cual buena parte de la fortuna creada por sus grandes empresas ha sido dirigida al fomento del desarrollo de las capacidades intelectuales y laborales de los dominicanos.
Convencido de que la mayor riqueza del país es su gente, ha promovido el debate de las ideas sin cortapisas a través de medios de comunicación, así como estimulado el desarrollo de las capacidades intelectuales mediante el libro y otras manifestaciones culturales.
La Fundación Corripio, el brazo humanístico de su emporio empresarial, es un testimonio de esta apuesta.
En el plano personal, don Pepín Corripio es un hombre que le confiere un alto valor a la libertad de pensamiento y expresión y a las ideas positivas que ayuden al bienestar de los ciudadanos, rindiéndole culto al trabajo tesonero y entusiasta.
Ese ha sido el legado de su familia, que llegó al país hace más de 100 años y, por encima de las precariedades y las incipientes instituciones de entonces, echó sus pulsos en la construcción de una sociedad más progresista.
Este conjunto de contribuciones fue lo que más resultó relevante al Senado de la República al rendirle ayer un sobrio y emotivo homenaje nacional a este icónico ciudadano, al cual el LISTÍN DIARIO se une efusivamente.