Escarbando en el pasado
El hallazgo de un punto en el territorio nacional que alberga restos óseos y utensilios que datan de más de 3,000 años atrás, constituye un buen aliento para determinar nuestros antepasados.
La importancia de este hallazgo radica en que del estudio de los restos se puede concluir las características esenciales de los antiguos pobladores de la Isla de Santo Domingo.
De dónde vinieron, aproximadamente cuándo, qué instrumentos utilizaban para sobrevivir y cuáles eran sus creencias, constituyen preguntas cuyas respuestas nos darían pautas para entendernos hoy.
Con 18 esqueletos en sus manos, el grupo especializado en investigaciones arqueológicas, con el apoyo de academias y laboratorios extranjeros, tiene justificado entusiasmo para continuar su trabajo.
El cementerio encontrado en Cabo, Samaná, constituye un punto de partida para indagar qué tipo de ceremonias realizaban los arcaicos a los fallecidos, lo que a su vez permite relacionarlos con otros asentamientos del Caribe o de otros continentes. El gobierno dominicano, así como las universidades, historiadores, medios de comunicación y otros arqueólogos, deben dar todo el apoyo al equipo que se ha consagrado a investigar los orígenes y características de este grupo humano.
Hurgando en el pasado podemos reconstruir con mayor certeza nuestras esencias culturales más antiguas y explicar los comportamientos sociales de hoy.