Urge evaluar las edificaciones en Santiago

Como Santiago ha sido erigida en suelos frágiles, de rocas calcáreas fácilmente fragmentables, los socavones y derrumbes son allí frecuentes.

Ya es tiempo de que se proceda a un amplio examen de sus principales edificaciones, a ver qué nivel de fortaleza o resistencia tienen ante posibles quiebres de suelo causados por la humedad o por sismos.

A propósito del último de los socavones ocurrido la noche del jueves en la céntrica avenida Las Carreras, pocos días después del derrumbe de un muro en esa vía, urge acometer esta auditoría en escuelas, hospitales, templos y lugares donde acude mucho público.

Los riesgos de nuevos derrumbes o socavones están latentes en sectores específicos de Santiago, determinados por estudios geológicos que aconsejan un mayor rigor a la hora de permitir nuevas construcciones.

Hasta ahora, los quiebres de suelo no han provocado víctimas humanas en saldos que llamen a preocupación, pero no dejan de ser indicadores serios de una realidad geológica inmodificable.

Hay que considerar, mientras se emprende la evaluación sísmica de las edificaciones más importantes, el traslado del cuartel de bomberos a su nuevo edificio, prácticamente terminado.

Y estudiar la posibilidad de reubicar otras instalaciones de servicios públicos que se encuentran en las zonas vulnerables más conocidas, para evitar eventuales tragedias.

Las autoridades municipales deben ser más estrictas y exigentes en el cumplimiento de las normativas para la construcción de vías, muros, casas y edificios, todas las cuales requieren de técnicas de excavación y cortes de rocas calcáreas.