Apaguemos esa chispa

Hay un gran malestar en el pueblo por la terrible combinación de alza de tarifas eléctricas, apagones y niveles de facturas irracionales para hogares, negocios y empresas. Frente a esta realidad, la peor salida es negar el gran descontento que provoca este concierto de apagones en la temporada más alta de calor y, además, cobrar facturas que en promedio están doblando el supuesto consumo de los usuarios. Ha hecho bien el presidente Luis Abinader, siempre atento a lo que afecta al pueblo, en ordenar detener el incremento de la tarifa de electricidad impuesto por el Pacto Eléctrico. Pero quedarse hasta ahí no resuelve el meollo del problema ni disipa toda la abrumadora carga económica que entraña. Se impone que el presidente Abinader, a la par de suspender los aumentos, ordene de forma determinante que las empresas distribuidoras de electricidad –Edesur, Edeeste y Edenorte– hagan una efectiva y real medición del consumo de cada cliente.

De ese modo pulveriza la horrible práctica de duplicar la factura cuando en los hechos la gente recibe mucho menos energía, como lo evidencian los apagones. La facturación irregular es más que evidente porque cerca de 10,000 clientes de todo el país, en solo tres meses, han recurrido a la Superintendencia de Electricidad (Protecom) para denunciar cobros excesivos en facturas de consumos que ellos no reconocen. Esta decisión del presidente Abinader solo tendrá efecto, repetimos, si las facturas reflejan el consumo real de cada usuario, pues de lo contrario, con tarifas fijas y aumentos caprichosos de consumo de kilovatios/hora, y más apagones, nada se habría resuelto.

Ponga el ojo ahí, Presidente, que el país no soporta un conflicto social inminente, en medio de la espiral inflacionaria que afecta a todo el mundo.