Más agentes para el tránsito

Tan calamitoso como el desempleo y la inseguridad ciudadana, es el caos insoluble del tránsito en la capital.

Este es uno de los problemas que ameritan del más serio y urgente abordaje, pues no sólo afecta la circulación vehicular sino el propio sistema nervioso de los que se mueven y quedan atrapados en esta jungla.

La institución a cargo de manejar este problema es la Dirección General de Seguridad del Tránsito y Transporte Terrestre (DIGESETT), antiguamente Autoridad Metropolitana del Transporte (AMET).

Con el tiempo, la AMET se hizo nacional, pero con un número de agentes que, hasta hoy, es insuficiente para cumplir con lo que debe ser su función principal: facilitar o viabilizar el tránsito.

Lo que hace ahora la mayoría de sus 3,992 miembros es fiscalizar. Es decir, poner multas, como si se tratara de agentes tributarios, más que ayudar a aligerar la circulación de vehículos.

La DIGESETT necesita, mínimo, contar con 10,000 agentes.

Esta es una buena oportunidad para abrir un proceso de entrenamiento y designación del personal faltante, con oportunidades para jóvenes bachilleres que no encuentran empleos.

Pero que quede claro que su misión será desenredar los nudos de la circulación de vehículos, evitar innecesarios tapones, enseñar a los conductores a cumplir con las normas del tránsito, no a acecharlos para multarlos.

Con ese papel de “fiscalizadores” que asume la mayoría, parecen más interesados en poner las multas y ganar puntos por eso, que en prevenir las infracciones.