Opinión

Cuando la prevención no funciona

En verdad, el ciudadano cuya vida o sostenibilidad está en riesgo no cuenta con un efectivo sistema preventivo que lo resguarde de esos peligros.

Esta flaqueza se hace patéticamente presente en cualquier escenario de violencia intrafamiliar. El creciente número de feminicidios es una prueba.

Otra más la tenemos en el incumplimiento de las órdenes de manutención y en los impagos de alquileres y otros tipos de deudas. También en los casos de acosos o intentos de violación sexual, sobre todo de menores.

No valen los mecanismos que utiliza la justicia para hacer efectivas sus órdenes de alejamiento físico a personas, generalmente hombres, que han amenazado o abusado física o verbalmente de sus parejas o ex parejas.

Insólitamente, las órdenes son emitidas a las personas amenazadas para que estas, a su vez, las entreguen a sus verdugos o poténciales asesinos.

Ese método debe invertirse. Es la autoridad la que está llamada a hacerlo directamente ante el imputado. Y, además, ocuparse de asegurar que la cumpla.

La ineficiencia o inutilidad de este sistema de “prevención” ha sido la causa de que se hayan perdido muchas vidas que pudieron evitarse.

También, de que se prolonguen en el tiempo las injusticias de aquellos que no cumplen con la manutención de sus hijos o que muchos menores sean violados sexualmente, en total desprotección.

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