Opinión

REFLEXIONES DEL DIRECTOR

Una realidad totalmente nueva

Pese a los resultados cuantitativos que apuntalan al Listín Diario como el tercer portal del país, solo detrás de Google y Facebook, al contabilizar más de 500 millones de visitas el año pasado, todavía sentimos que estamos a mitad del camino en el objetivo de implantar la redacción multiplataformas.

Estamos trabajando en ese sentido, pero son muchos los arietes que necesitan ensamblarse para que el engranaje de la convergencia impreso-digital funcione como sería lo ideal. En mi reciente conferencia en La Vega, en un seminario sobre la transformación digital de los medios dominicanos, expuse que todavía seguimos operando con redactores y editores que no han completado el proceso de mentalizarse y compartir, por igual, las múltiples tareas y modos de hacerlo, como es lo rutinario en cada una de las plataformas en las que trabajaban. Todavía no hemos llegado al punto ideal porque no resulta fácil romper los esquemas divisorios que condicionan las prioridades informativas y de otros contenidos de ambas plataformas, producto de un factor etario y cultural que predominan en las empresas periodísticas de todo el mundo. No es un problema exclusivo nuestro, sino general.

Justamente, este es uno de los retos difíciles de la transición: el hacer que todos los que están en la redacción, jóvenes nativos digitales y veteranos del periodismo tradicional, asuman que trabajan para un mismo modelo, en el que se mezclan habilidades y tecnologías con patrones y reglas de un producto distinto.

Años antes, estas dos categorías de editores y redactores coexistían con recelos disimulados. Los veteranos veían a los de la nueva generación como unos chicos extraños que parecían estar frente a maquinas de video juegos mientras aquellos, a su vez, percibían a los tradicionales como especies en vías de extinción. Fue la pandemia del coronavirus la que nos hizo saltar a todos de nuestros asientos, de nuestras zonas de confort y de los apegos a formas de trabajo diferenciadas, y entrar de golpe y en lleno a una realidad totalmente nueva, aunque previsible, que obligaría a concentrar todas las energías en la plataforma digital y, desde entonces, a considerarla como el nuevo peldaño hacia el futuro.

El gran empujón que nos dio la pandemia hacia el ecosistema digital ha sido, por fortuna, fructífero. Bajo novedoso sistema hemos aprendido a depurar el modelo de la convergencia y a comprender que ya estamos inmersos en un nuevo periodismo, que aprovecha los valores tradicionales y los impregna en nuestras redes para cuidarnos de no ser contaminados por las noticias falsas o manipuladas, ni por la enfermedad de la prisa al dar las noticias. También hemos aprendido que en el nuevo periodismo, ejercido a través de nuestra plataforma digital y redes sociales, las preferencias de las audiencias son determinantes, aunque no del todo decisivas, al diseñar nuestras políticas de búsquedas y coberturas y los contenidos editoriales. Si aumentar las audiencias es un objetivo clave para avanzar a nuevas fases en la monetización de nuestros contenidos y en la elevación de los ingresos publicitarios, no perdemos de vista que, ante todo y sobre todo, nuestro papel es hacer periodismo de calidad, de profundidad, y más que nada de servicio al conocimiento y a las necesidades de los ciudadanos.

A whole new reality

Despite the quantitative results that underpin the Listín Diario as the third portal in the country, only behind Google and Facebook, by accounting for more than 500 million visits last year, we still feel that we are halfway to the goal of implementing the cross-platform writing.

We are working in this direction, but there are many rams that need to be assembled so that the gear of print-digital convergence works as it would be ideal.

In my recent conference in La Vega, in a seminar on the digital transformation of the Dominican media, I explained that we are still operating with editors and editors who have not completed the process of psyching themselves up and sharing, equally, the multiple tasks and ways of doing it , as is routine on each of the platforms they worked on.

We have not yet reached the ideal point because it is not easy to break the divisive schemes that condition the information priorities and other content of both platforms, the product of an age and cultural factor that predominate in journalistic companies around the world. It is not an exclusive problem of ours, but a general one.

Precisely, this is one of the difficult challenges of the transition: making everyone in the newsroom, young digital natives and veterans of traditional journalism, assume that they work for the same model, in which skills and technologies are mixed with patterns and rules of a different product.

Years before, these two categories of editors and writers coexisted with hidden misgivings. The veterans saw the new generation as strange kids who seemed to be in front of video game machines while those, in turn, perceived the traditional ones as an endangered species.

It was the coronavirus pandemic that made us all jump out of our seats, out of our comfort zones and out of attachments to differentiated ways of working, and plunge into a totally new, albeit predictable, reality that would force us to concentrate all energies on the digital platform and, since then, to consider it as the new stepping stone to the future.

The great push that the pandemic gave us towards the digital ecosystem has been, fortunately, fruitful.

Under a new system we have learned to refine the convergence model and to understand that we are already immersed in a new journalism, which takes advantage of traditional values and impregnates them in our networks to take care not to be contaminated by false or manipulated news, nor by the disease of haste in giving the news.

We have also learned that, in the new journalism, carried out through our digital platform and social networks, the preferences of the audience are decisive, although not entirely decisive, when designing our search and coverage policies and editorial content.

If increasing audiences is a key objective to advance to new phases in the monetization of our content and in raising advertising revenue, we do not lose sight of the fact that, first and foremost, our role is to do quality, in-depth journalism, and more than anything of service to the knowledge and needs of citizens.

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